Tener un hijo nos cambia la vida, aunque uno de los cambios importantes se producirá en la rutina con nuestra pareja… Nos avisan de que cuidar de un bebé será una tarea exigente y dura, pero rara vez nos recuerdan -hasta que llega el momento- que tras el parto hemos de abstenernos de practicar sexo. La recomendación habitual del ginecólogo es evitarlo por al menos seis semanas. Sin embargo, en algunos casos la recuperación es bastante más larga.
“Nada de sexo, ni dedos, ni tampones, y, desde luego, nada de anatomía masculina durante seis semanas”, así de tajante fue el doctor que atendió el reciente parto de la bloguera Aurora Snow (el pasado 10 de diciembre), que ella contaba en una larga entrada en el Daily Beast.
Como la mayoría de nosotras, Aurora descubrió que durante el embarazo su cuerpo dejaba de ser suyo. ‘Mi cuerpo se convirtió en propiedad de mi bebé, y todavía lo es’. La dependencia de un recién nacido es tan grande, que en buena medida vivimos para él. Entre tantas novedades, a menudo se olvidan de advertirnos de que nuestra relación de pareja puede sufrir muchos cambios sobre todo en esas primeras semanas. Dice Aurora: ‘No podía entender que me tuviese que prohibir la intimidad con mi pareja por seis semanas completas’.
Atender a un recién nacido nos va a dejar muy pocas ganas de practicar sexo con nuestra pareja, por puro agotamiento. Además nuestro cuerpo necesita un tiempo para ‘volver’ a su estado anterior. Seis semanas de reposo deberían ser suficientes, a no ser que existan complicaciones en el parto, hematomas o casos de infección vaginal.
Algunos de esos posibles problemas son evitables, desde la práctica médica. Muchas mujeres sufren problemas de más largo alcance: mayor sensibilidad vaginal e incluso dolor durante meses, por complicaciones derivadas de la episiotomía. Éstas pueden hacer que algunas mujeres pierdan todas las ganas de practicar sexo. De acuerdo a la asociación El parto es nuestro, en España se realizan episiotomías en más de un 80% de los partos por vía natural.
La episiotomía, como sabéis, es ese ‘cortecito’ longitudinal que practica el ginecólogo en los tejidos vaginales para facilitar el paso del bebé hacia el exterior y, supuestamente, evitar desgarros. Se ha instalado en la atención al parto como práctica universal. Sin embargo, son muchas las mujeres que no se recuperan tan rápidamente de este ‘cortecito’ que algunos médicos llaman ‘inocente’. En esta página se han recopilado algunos ‘mitos’ sobre el tema.
Para muchas, esa intervención se convierte en un problema permanente. Aurora Snow escribe: ‘Éste es el precio de la maternidad, y estoy amando secretamente cada minuto de esto’. Habla de los cambios normales en el cuerpo, el posible dolor de los pechos mientras se amamanta, la falta de sueño… Seis semanas de abstinencia sexual seguro que las soporta cualquier pareja mientras disfruta de su bebé. Pero ¿y vivir con consecuencias irreparables? Fuente: Yahoo