CÓMO SER UNA MUJER COMPETITIVA
"Cuando yo me examiné a mí mismo y a mis métodos de
pensamiento, llegué a la conclusión de que mi imaginación ha
significado más para mí que mi inteligencia". Esta es la conclusión
a la que llegó Albert Einstein cuando echó la vista atrás. Y es que
la creatividad, junto con las habilidades sociales, el pensamiento
crítico y la persuasión son algunas de las armas de las que
disponemos para llegar a triunfar en la profesión que hayamos
elegido. Usarlas o no hacerlo, puede marcar cada uno de los pasos
que demos en el camino que nos lleva a las metas que nos hemos
marcado. Aprender a sacar provecho de ellas es todo un arte.La única manera de ser competitiva, no
sólo en la vida profesional sino también en la vida personal, es
derribar todas las barreras que nos autoimponenos y que impiden el
desarrollo de nuestra creatividad.
La educación recibida por muchas
generaciones de mujeres se ha centrado en enseñar a encontrar la
respuesta correcta, por lo que existe poca práctica y entrenamiento
en generar una cantidad significativa de posibles respuestas que nos
pueden llevar a ideas creativas. Afortunadamente, la mujer posee la
cualidad de no tener una fe desmesurada en la lógica, que aplicada
con excesiva antelación en el proceso de generación de ideas acaba
por cerrar los caminos a los pensamientos que pueden producir ideas
inusuales y diferentes a las del resto.
Las reglas son importantes pero
ocasionalmente necesitan ser dejadas de lado para encontrar nuevas
vías de expresión, nuevos caminos, que permitan solucionar viejos
problemas. La capacidad de improvisación es una cualidad muy
apreciada cuando se quiere triunfar, así como también lo es la
rapidez. De ella y de olvidar, aunque sólo sea por unos instantes el
sentido práctico de la vida, nacen ideas que aunque no parezcan
viables en un principio, pueden llegar a transformarse en resultados
y ganancias si no son eliminadas demasiado pronto.
Para ser competitivo es necesario
apartar de la cabeza el miedo a cometer errores. Destacar requiere
dar un salto, asumir riesgos que puede que nos lleven al fracaso. En
cualquier caso, cualquier equivocación debe ser considerada como un
paso, como una manera de superarse. No hay que olvidar que la
presunción de conocimiento también aparece ligada al concepto del
riesgo desde el momento en el que se convierte en un muro que cierra
al individuo ante cualquier nueva aportación.
Sin embargo, progresar no depende
únicamente de la relación de uno consigo mismo, también de la
capacidad que el ser humano tiene para interactuar en grupo. De
hecho, las habilidades sociales son consideradas cada vez más como
un factor primordial para conseguir el éxito, sobre todo si se tiene
en cuenta que las reuniones sociales son una parte importante del
quehacer de un trabajador, independientemente del cargo que ocupe.
Ellas son una ocasión para relajarse con los viejos amigos,
encontrar nuevos clientes, buscar y sellar negocios. Si se rompen
las reglas "ocultas" de comportamiento, fácilmente puede uno
sabotearse a sí mismo.
Los mayores errores en estos casos
suelen manifestarse a través del lenguaje corporal. Por ejemplo, dar
un apretón de manos débil, que suele denotar inestabilidad e
inseguridad; no mantener el cuerpo erguido, algo que se entiende
como una falta de interés; fumar incluso cuando está permitido
hacerlo si hay gente que no lo hace; no usar chaqueta; acercarse
demasiado invadiendo el espacio vital del otro; hablar demasiado
alto haciendo pensar que se es dominante; o algo tan poco
significativo como poner la mano sobre el hombro de la otra persona
cuando apenas acaban de ser presentados.
Pensamiento crítico
En el libro "Heads You Win: How The Best Companies Win" (Simon &
Schuster), Quinn Spitzer y Ron Evans, de la conocida empresa
consultora Koepner-Tregoe, llegan a la conclusión de que el
"pensamiento crítico" es el verdadero camino para llevar a una
empresa al éxito.
Según los autores, el pensamiento
crítico está compuesto por cuatro habilidades: habilidad para
resolver problemas, habilidad para tomar decisiones, habilidad para
anticipar tendencias y oportunidades futuras, y habilidad para
manejarse dentro de la complejidad. Spitzer y Evans señalan además,
que esas habilidades ya no son tareas individuales sino que se han
convertido en actividades colectivas.
En resumen, si se desea ser
competitivo, no hay más remedio que contar con los demás. En el caso
de ser el dueño de la empresa, significaría contratar ejecutivos que
tengan esas cualidades o capacitar al personal para que las
adquiera.
¿Cómo persuadir a la
gente?
Para conseguir las metas que nos hemos marcado muchas veces es más
útil ser persuasivo que contar con un buen currículum. Hay que saber
convencer a la gente de que su perspectiva o idea es útil y para
ello existen técnicas. Lo más importante no es sólo tener ideas sino
creer en ellas y comunicarlas de manera eficaz. Pero antes de tratar
de persuadir a alguien hay que saber exactamente lo que se quiere,
conocer lo que significa la petición que se formula, ser capaz de
presentar los beneficios que reportará, y anticipar las posibles
objeciones.
Si una persona es capaz de poner en
práctica esta fórmula de cuatro puntos y conseguir al mismo tiempo,
reducir el estrés intentando no atacar todos los asuntos de golpe,
realizando una pausa para respirar profundamente, efectuando algún
ejercicio físico, cambiando los "debería" por los "podría"; cediendo
algunas veces y evitando las cosas que le causan ira, podríamos
decir que está preparada para afrontar la vida laboral con éxito.

Fuente
CÓMO DESCONECTARSE DEL TRABAJO
CONSEJOS PARA DESCANSAR LA
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FRENTE AL ORDENADOR
CONSEJOS PARA TRABAJAR DESDE
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