Este repunte de la violencia en Siria, donde
han muerto más de medio centenar de
personas este martes según la oposición, ha llevado a la
ONU a decidir que se prolongue la suspensión de las operaciones de
sus observadores al considerar que las condiciones sobre el terreno
son "demasiado peligrosas".
El consejero de comunicación del rebelde Ejército Libre Sirio (ELS),
Fahd al Masri, anunció en
un comunicado la masiva deserción de uniformados en la provincia de
Idleb, uno de los principales feudos opositores. También en esta
región septentrional, Al Masri informó de que los rebeldes lograron
derribar un helicóptero de las fuerzas leales al presidente Bachar
al Asad tras fuertes enfrentamientos en la zona de Jan al Subul.
El opositor Observatorio Sirio de Derechos Humanos señaló que al
menos un rebelde y cinco militares perdieron la vida en esos
combates en Jan al Subul, mientras que otros cuatro soldados
fallecieron por una explosión en un
puesto de control en el área próxima de Yabal al Zauiya.
Entretanto, se registraron duros choques entre los insurgentes y los
efectivos del régimen en las afueras de Damasco y cerca de uno de
los palacios presidenciales, donde, según el representante del ELS,
al menos doce personas han muerto.
El palacio, uno de las principales
sedes de Al Asad, se encuentra en la carretera que une los
suburbios de Qadsaya y Al Hama, al oeste de Damasco, con la plaza de
los Omeyas, en pleno centro de la capital.
Por su parte, la agencia de noticias oficial siria, Sana,
indicó que decenas de "terroristas"
murieron en enfrentamientos entre las autoridades y "grupos
armados" en Al Hama. Los supuestos terroristas habían bloqueado una
carretera para emplearla para el tráfico de armas, según Sana, que
también informó de los citados combates en la provincia de Idleb.
Estas informaciones no han podido ser verificadas de forma
independiente debido a las restricciones impuestas por el régimen de
Al Asad a los periodistas.
En medio de la violencia, las autoridades continúan con su programa
de reformas -que hasta el momento no han contentado a la oposición-,
como la formación de un nuevo
Gobierno, cuyos miembros prestaron juramento ante Al Asad.
Este Ejecutivo, el tercero desde el
estallido de la revuelta, está encabezado por Riad Hiyab,
anterior ministro de Agricultura y ex secretario general del partido
gubernamental Al Baaz en la provincia de Deir el Zur (este) entre
2004 y 2008.
El propio presidente sirio,
Bachar al Asad, aseguró que su país atraviesa por
"un estado de guerra verdadero",
en un discurso durante la ceremonia de juramento del nuevo Gobierno
sirio. "Estamos viviendo un estado de guerra verdadero con todas sus
características y con todo el sentido de esta palabra", subrayó Al
Asad, según las declaraciones recogidas por la agencia oficial
Sana.