El afortunado, Rosen Todorov, encontró
en una zona rural un jarro de
cerámica con 20 objetos, entre ellos pulseras y pendientes
de oro, así como hachas de bronce, y las entregó al museo histórico
regional, según informó hoy la cadena privada Nova TV.
Los arqueólogos estiman el valor del tesoro, que data de la época
de bronce y de la civilización traciana que ocupaba estas tierras,
en al menos 1,5 millones de euros.
Todo parecería como una leyenda que
acabó de un modo
generoso si no hubiese otra versión de lo sucedido, difundida por el
rotativo 24 Chassa, que cita fuentes policiales según las
cuales el descubridor del tesoro lo
guardó una semana en su casa antes de entregarlo.
Supuestamente habría intentado contactar con un grupo organizado
de tráfico ilegal de arqueología
con el fin de vender el tesoro y en esos intentos habría
sido detectado por la Policía.
No obstante, por haber accedido a hacer la
donación al museo regional las autoridades habrían
desistido de abrir un proceso penal o acusarlo de robo de objetos
arqueológicos de valor.