WIKILEAKS: ESPAÑA VENDIÓ ARMAS
A GADAFI
La visita de Gadafi a España en diciembre de 2007 fue
extraordinariamente anómala. Cuadrillas de jóvenes vírgenes
escoltas. Leche fresca de camella. Trajes regionales. Y exceso de
excentricidad. La estrafalaria puesta en escena del presidente libio
–para deleite de la prensa y pudor oficial– fue el entremés de
suculentos acuerdos comerciales valorados en miles de millones de
euros a los que optaban empresas españolas.
El foco mediático de atención se centró en las inversiones en
petróleo y gas, turismo e infraestructuras. Sin embargo,
el sector armamentístico fue uno de
los lobbies empresariales más favorecidos por las alianzas
comerciales entre Libia y España, según uno de los cables filtrados
por Wikileaks a los que
20minutos.es ha tenido acceso a través del periódico
noruego Aftenposten.
El Gobierno cerró entonces acuerdos en material de defensa valorados
en 1. 500 millones de euros, según un telegrama diplomático fechado
el 14 de enero de 2008.
El entonces embajador estadounidense Eduardo Aguirre informaba en
el cable de que el Gobierno de España estimaba que las
inversiones comerciales con Libia
podrían ascender hasta los 12.300 millones de euros y
precisaba que el 12% de las exportaciones se destinarían a material
de defensa y aeronáutica. El cable destaca que
7.300 millones de euros se
invertirían en infraestructuras,
3.500 millones se distribuirían en
el sector energético y estimaba una facturación de
1.500 millones de euros para
defensa.
Aguirre valoró la visita como una
oportunidad para reactivar las
relaciones comerciales de España con el país norteafricano.
Unos lazos mercantiles en stand by desde que la ONU impusiese en
1988 un embargo comercial y aéreo a Libia ante la negativa de
Trípoli a entregar a los presuntos autores del atentado contra un
Boeing sobre la localidad escocesa de Lockerbie en el que murieron
270 personas.
Material sensible
El cable no detalla los productos armamentísticos incluidos en el
importe total ni la fecha límite para cumplir los acuerdos
alcanzados con Libia –el Gobierno tampoco informó de estos detalles
al hacer balance de la visita de Gadafi–. Pero la página web del
Ministerio de Industria, entonces dirigido por Joan Clos, detalla la
naturaleza de las exportaciones armamentísticas al Gobierno libio
desde entonces. Estos datos oficiales revelan que España desbloqueó
la venta de armas a Libia tras la visita de Gadafi al
aumentar las exportaciones un
7.700% un año después.
El importe total de las operaciones realizadas en 2007 no alcanzó
los 50.000 euros. Sin embargo, en
2008 se formalizaron acuerdos comerciales valorados en 3,84 millones
de euros destinados a artículos de la categoría 4. Un rango
que incluye balas, bombas, torpedos, misiles, granadas, minas...
Libia fue el segundo destino de las exportaciones españolas de
materiales doble uso en 2009 –tecnología civil susceptible de ser
utilizada con fines militares–. La operación ascendió a 12,7
millones de euros.
Y los últimos
datos publicados por Industria –relativos a los seis primeros
meses del año pasado– revelan la venta de
siete millones de euros en material de defensa. Una partida
de 3,5 millones en instrumentos relativos a la categoría 15 –equipos
de infrarrojos y de imágenes por radar– y una inversión de 3,4
millones de euros en artículos de rango 10 –componentes de aeronaves
de combate–. Las ventas experimentaron un crecimiento relevante,
pero quedaron muy lejos de las citadas por el embajador Aguirre.
De repudiado a socio
El informe de Industria, para justificar la venta de
armas, puntualiza que Libia «ha declarado su renuncia a las armas
nucleares» y colaborado con el
Organismo Internacional de la Energía Atómica en el
desmantelamiento de los programas atómicos. Y es que Gadafi ha sido
el paradigma de la metamorfosis. El dictador libio inauguró el s.XXI
como máximo financiador del terrorismo mundial y clausuró la década
como dirigente ejemplarizante. A ojos de Washington y Bruselas.
Gadafi escogió la vía de la reconciliación. En 2003 reconoció la
responsabilidad de su Gobierno en el atentado de Lockerbie. Aceptó
el pago de indemnizaciones. Formalizó su presencia en la liga de la
«lucha contra el terrorismo» de George W. Bush. Ofreció suculentos
contratos petrolíferos a potencias internacionales. Y consiguió el
indulto internacional pese a que Amnistía Internacional insiste
desde los noventa en que la
situación de los derechos humanos en Libia es
«desesperada».
La ONU levantó el embargo al país norteafricano en septiembre de
2003. La UE desbloqueó los acuerdos en octubre de 2004. EE UU
retiró en 2006 a Libia de la lista de los países terroristas. Y el
entonces presidente Aznar viajó a Trípoli en 2003 para normalizar y
formalizar las relaciones. Pero su visita a Madrid durante el
Gobierno de Zapatero fue clave. Las
inversiones nacionales en Libia desde 2008 se han disparado.
El Instituto de Comercio Exterior revela que España es el tercer
país con más intereses económicos en este país y los datos de
Industria evidencian cuantiosos acuerdos armamentísticos.
Sin embargo, parece que ahora dichos acuerdos llegan a su fin.
Tras las revueltas ocurridas en los últimos días en Libia -al borde
de una guerra civil- el Gobierno español ha decidido iniciar los
trámites para suspender la venta de armas al país presidido por
Gadafi, según ha anunciado este jueves. La UE tomó el miércoles esta
medida. Los últimos datos de ventas al país norteafricano,
publicados en el Diario Oficial de la Unión Europea, revelan que
Italia –112 millones de euros– y Malta –80 millones– fueron los
países que más licencias autorizaron en 2009. Austria y Grecia
fueron los que menos: 2.476 y 33.555 euros, respectivamente. El
informe matiza que España autorizó dos licencias de venta de armas;
no precisa la cuantía, pero se refiere a los 12,7 millones de euros
en tecnología de doble uso.
Una 'pesadilla' diplomática
El mismo cable de la legación estadounidense revela que el pánico
protocolario ante la llegada de Gadafi a España era inversamente
proporcional al deseo de firmar acuerdos con Libia. El objetivo era
alcanzar alianzas comerciales sin polvareda mediática ni feroces
críticas opositoras. El entonces subdirector general de África del
Norte, Gómez-Acebo, diseñó el plan ‘diplomático’ para salir indemne
de la controvertida visita. Las recomendaciones eran concisas:
destacar acuerdos potenciales con Libia e insistir en la renuncia
del país norteafricano al terrorismo.
Fuentes de exteriores revelaron a EE UU que organizar la agenda
había sido una «pesadilla». Sin embargo, Gadafi se comportó en los
‘límites’ de su extravagancia y la prensa fue moderadamente
benévola. Gómez-Acebo relacionó su ejemplarizante comportamiento
con la «fascinación» que sintió por España, en general, y la
afinidad entre Libia y la cultura árabe de Andalucía, en particular. Fuente
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