El país heleno se ha comprometido a
avalar con efectivo parte
del préstamo finés. Tanto Holanda,
Austria, Eslovaquia y Eslovenia han advertido que
exigirán a Atenas
condiciones similares. El
plan de rescate griego, valorado en 109.000 millones de euros de
fondos públicos más otros 50.000 millones de acreedores del sector
privado, tiene que ser aprobado por los parlamentos de los países de
la eurozona.
Más aún ha enervado el acuerdo a los 15 Estados restantes ya que
la aportación al rescate por parte de
Finlandia, uno de los seis
países de la zona euro con una
calificación de la deuda AAA, es relativamente pequeña,
del 2 % (unos 1.400
millones de euros). La agencia de calificación de riesgos
Moody’s ha advertido que
este tipo de acuerdos ralentizarían
la tramitación del segundo rescate, lo que llevaría
al país heleno a la quiebra.
Los populistas del partido ultraderechista
Auténticos Finlandeses, tercera fuerza política del país,
ya
amenazaron el rescate a Portugal
el pasado abril, cuando pidieron a la Unión Europea que buscase otra
solución. La clausula del acuerdo de rescate que permite los pactos
bilaterales entre países fue incluido por Finlandia y su actitud.
Una garantía de entre el 20 y el 40%
Los ministros de Finanzas
de Finlandia, Jutta
Urpilainen, y de Grecia,
Evangelos Venizelos, alcanzaron el pasado martes el
acuerdo por el que Atenas
hará un depósito en efectivo
acorde a la parte proporcional de las garantías de préstamo que
aportará Finlandia en el rescate.
Este depósito, cuyo montante no ha trascendido pero que se
situaría entre el 20 y el 40%
de los 1.400 millones de euros
correspondientes a Finlandia, se invertirá en
valores de bajo riesgo a
nombre del Estado finlandés.
En caso de que Grecia
devuelva los créditos a sus socios europeos,
recuperaría el dinero y
los intereses acumulados en ese depósito, pero si no fuese capaz de
hacer frente a la deuda,
la suma pasaría a ser propiedad del
Gobierno finlandés.