Desde que apareció internet hemos vivido una apertura de la sexualidad cada vez mayor gracias a la mucha información que podemos encontrar en la red sobre nuevas prácticas, deseos sexuales y fetiches que durante años habían estado silenciados. Podríamos decir que se ha ampliado nuestro horizonte sexual. Sin embargo, esto se contrapone a una mirada aún muy tradicional y en cierto modo anticuada hacia las profesionales del sexo. Aún cargamos con muchos prejuicios no solo sobre prostitutas y escorts sino incluso sobre las personas que contratan sus servicios. Por eso, hoy nos preguntamos qué es todo lo que necesitas saber de las escorts de Madrid para intentar dejar a un lado todas esas ideas preconcebidas y abrir un poco más nuestra mente en lo que a sexualidad se refiere.
Empecemos por romper el estereotipo que pesa sobre los clientes que contratan los servicios de escorts. Por norma general, cuando pensamos en una persona que acude a una escort tendemos a ubicarlo en el mismo perfil que los que acuden a una prostituta. Y, aunque no es necesariamente así, también esa otra persona está preconcebida en nuestra mente. El cliente de trabajadoras del sexo (sean cuales sean) no tiene un perfil de personalidad definido, tan solo tenemos de él algunos datos sociológicos que nos dicen que suelen ser personas de clase media (es decir, con dinero), formadas, más de la mitad con pareja y de entre unos 30 y 50 años (aunque la edad de acceso es cada vez menor).
Ahora, ¿por qué acceden a estos servicios? Para ello es necesario entender qué es exactamente una escort. A diferencia de las prostitutas, una escort es una mujer que ofrece un servicio de acompañamiento (por eso se las conoce como “señoritas de compañía”) que no tiene por qué incluir sexo. Una escort puede ser una mujer que forme parte de un stand o esté presente en actos de empresas. También pueden ser acompañantes en actos o eventos de negocios acompañando a empresarios. También pueden hacer compañía en una cena de empresa, en galas y actos sociales e incluso en cenas familiares. Además, ayudan a lidiar con la soledad de personas que no tienen tiempo de establecer lazos afectivos y relaciones de amistad con otras personas, ofreciendo conversación y mera compañía. Y sí, también son profesionales del sexo que conocen los entresijos del erotismo y el placer masculino y que, por tanto, pueden ser contratadas para el disfrute y la exploración sexual.
Es decir, contratar a una escort no implica una relación sexual (aunque se deje la puerta abierta a esta posibilidad, claro). Una escort es una mujer que acompaña a hombres que no han podido formar una familia o no han conseguido tener una pareja estable, ofreciéndoles conversación y acompañándoles allí donde lo necesitan. También el sexo forma parte de sus servicios, sí, y muchos de estos hombres acuden a escorts porque la sexualidad que les ofrecen va más allá de la que podrían alcanzar en su día a día. Además, el punto clave de la contratación de escorts reside en la discreción, motivo por el que son tan solicitadas por distintos tipos de clientes.