Quizá fuera el chiste más tonto del mundo, pero trascendió como
el detalle más feo imaginable. Un
periódico local de las islas Malvinas subió a su web el miércoles
una foto de la presidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner
para informar de las recientes tensiones diplomáticas entre su país
y Gran Bretaña (las islas están geográficamente cerca de Argentina
pero son parte de la soberanía británica)
con un archivo llamado
bitch.jpg. Es decir, perra.jpg. O, en una
traducción más fiel, ramera.jpg.
El nombre de la foto, claramente visible para cualquier
internauta que hiciera clic sobre ella, no duró poco.
Tampoco lo vio mucha gente (las
islas tienen una población de 3.000 habitantes). Pero con
eso bastó. Para cuando se hubo
cambiado el nombre del fichero, ya había hechas varias capturas de
pantalla que se habían convertido en fenómeno viral. Al
cabo de un par de horas, la web del periódico, Penguin News,
se vio asaltada por miles de
comentarios de argentinos airados.
De repente, los problemas diplomáticos entre Argentina y Gran
Bretaña después de que Kirchner acusara a estos últimos de estar
"incrementando la presencia militar en las islas" quedó en un
segundo plano. Lisa Watson,
directora del rotativo, tuvo que hacerse Twitter para explicar que
todo se debía al "sentido del humor británico" de sus compañeros.
De poco sirvió. Lo que se entreveía en esta situación era que
los habitantes de las Malvinas se
sienten plenamente británicos y no aprecian la intervención de su
vecina Argentina. Y a los argentinos no les agrada la falta de
respeto de las islas.
"Ahora recibo amenazas e insultos en el correo del trabajo y
Twitter", le ha explicado Watson al periódico británico The
Guardian. "Las amenazas no me las tomo en serio, sobre todo
porque sus autores suelen firmar con su nombre y la palabra
besos... tras asegurar que están de camino de las Malvinas y su
primer objetivo será matarme.
Generalmente se me llama prostituta, ladrona, pirata y otras
palabras que no querría mencionar. Uno leía muérete,
puta decadente".
Pero Watson entiende el trasfondo político del asunto. "No tengo
ningún problema en hablar y debatir con los argentinos", explicó.
"Así a lo mejor nos ven como un pueblo independiente con sus propias
ideas. Vivo con la esperanza de que
entiendan que no somos imperialistas británicos sino un
pueblo que ha luchado por desarrollar este pequeño país y que merece
que les dejen vivir en paz".