La presidenta argentina, Cristina Fernández, regresó este
miércoles a sus funciones con un acto público en el que renovó su
solicitud al Reino Unido para que acepte
negociar la soberanía de las islas
Malvinas y cuestionó a las petroleras por el descenso en la
producción local de combustibles.
Con una herida visible en su
cuello por la intervención quirúrgica, Fernández encabezó
el acto en un salón colmado de la sede del Gobierno, tras la
licencia médica de 20 días que se cogió por una operación de
tiroides en un hospital bonaerense, a raíz de un diagnóstico inicial
de cáncer que finalmente fue descartado.
"En ese mundo del revés escuché (durante la licencia) que
nos trataban de colonialistas a
nosotros, los argentinos. Uno siempre tiene la tentación de
contestar, pero hay que evitarlo. Cuando se dicen estas cosas es
porque no se tienen razones ni argumentos", manifestó la mandataria
en clara referencia a las recientes declaraciones del primer
ministro británico, David Cameron.
La jefa de Estado afirmó que el Gobierno seguirá "con mucha
rigurosidad política, jurídica y diplomática"
en su reclamo de soberanía al Reino
Unido, país con el que Argentina libró en 1982 una guerra,
de la que este año se cumplen 30 años.
"Están depredando nuestros recursos naturales, nuestro petróleo,
nuestra pesca", indicó la jefa de Estado, quien recordó además "la
pila" (gran cantidad) de compañías
británicas con inversiones en Argentina.
"No le pedimos a nadie que dejen de ser ingleses. No esperen
gritos destemplados ni gestos xenofóbicos", enfatizó la presidenta,
quien aprovechó su primer discurso tras la operación realizada el
pasado 4 de enero para retomar los
principales asuntos que ocuparon las portadas de los
periódicos durante su licencia.
Lloró por el cambio de diagnóstico
Tal fue el caso de la denuncia
que presentó días atrás el Gobierno contra la petrolera argentina
YPF, controlada por el grupo español Repsol, la
anglo-holandesa Shell, la estadounidense Esso, la brasileña
Petrobras y la argentina Oil Combustibles por "sobreprecios" en el
gasóleo que afectan tanto al transporte público, subsidiado por el
Estado, como el de cargas.
Tampoco esquivó la polémica desatada por
su cambio de diagnóstico
ya que, en un primer momento, el Gobierno había informado de que
sería operada por un carcinoma papilar en la tiroides, pero el
análisis médico hecho después de la intervención reveló que la
glándula tiroidea que le fue extraída presentaba "adenomas
foliculares", es decir, un tumores benignos.
"Cuando me dieron el primer resultado, decidí comunicarlo, una
vez que teníamos la certeza sobre cuál era el cuadro, y tampoco
parece que está bien, porque cuando el resultado afortunadamente
para mí cambió", se "armó un
batifondo (lío)", recordó.
Admitió que se puso a llorar cuando le comunicaron
el cambio de diagnóstico y se abrazó a una foto en la que
se encuentra con Kirchner. Elogió también al hospital Austral por lo
bien que la trataron y agradeció a aquellos que rezaron por ella.