El cambio de diagnóstico de la salud de la presidenta de
Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, encendió una polémica
sobre la rigurosidad del primer análisis en el que se le detectó
cáncer de tiroides, el 22 de diciembre, y sobre la procedencia o no
de la operación del pasado miércoles en el que se le quitó la
glándula.
Después de que el sábado los médicos de la jefa de Estado
anunciaran que la
biopsia de la tiroides extraída indicaba que tenía nódulos benignos,
y no cáncer, algunos medios de comunicación y políticos de la
oposición plantearon si había habido “mala praxis” en el diagnóstico
inicial y en el consiguiente tratamiento de la enfermedad de
Fernández, y si había habido una manipulación intencionada de la
información.
La historia es así. El pasado 27 de diciembre el portavoz
presidencial anunció que la jefa de Estado tenía un “carcinoma
papilar” en la tiroides, debía ser operada el 4 de enero y
permanecería de baja hasta el 24 de enero porque, una vez extirpado
el cáncer, iba a recibir yodo radiactivo para eliminar cualquier
resto cancerígeno. El pasado sábado, el portavoz informó que, a
partir de la biopsia de la glándula extraída, se modificaba el
diagnóstico inicial, que se había obtenido mediante una punción con
agujas en el cuello de Fernández el 22 de diciembre. La presidenta
aún permanece de baja, pero se especula con que regresará al trabajo
antes del 24 de enero.
El pasado domingo, el periódico Clarín, que desde 2008
pasó de aliado a enemigo número uno de los Kirchner, tituló su
portada: “La Presidenta fue operada por un cáncer que no tenía”. El
artículo principal tenía el siguiente titular: “Hubo un error de
diagnóstico”. En un editorial del periódico con más ventas de
Argentina se afirmaba que Fernández “sufrió posiblemente una
mutilación innecesaria”. Perfil, periódico que se publica
los sábados y domingos, tituló “Operación tiroides” y planteó las
dudas sobre los cambios en el diagnóstico de la jefa de Estado.
El principal rival de la peronista Fernández en las últimas
elecciones de octubre, el médico socialista Hermes Binner, descartó
que el Gobierno manipulara la información sobre la salud de la
presidenta, aunque justificó que en la sociedad se monten
especulaciones dado que en Argentina se trastocan otros datos
oficiales como el de la inflación. También pidió al equipo médico
presidencial que ofreciera explicaciones.
Así fue que el mismo domingo los médicos de la presidenta
redactaron un comunicado ante las “malintencionadas publicaciones de
Clarín” y reprodujeron el análisis inicial del cáncer de
tiroides. Allí se hablaba de “citología compatible con carcinoma
papilar”. Los médicos presidenciales defendieron la seriedad de este
análisis y explicaron que el caso de Fernández corresponde al 2% de
estudios errados o “falsos positivos” que solo se pueden comprobar
como tales cuando se extirpa la glándula y se le practica una
biopsia.
Jorge Carrascosa, director del centro de Diagnóstico Maipú, donde
se hizo el análisis inicial, ha declarado hoy a Radio Continental
que ha sido el primer caso de falso positivo que registra en esa
clínica fundada en 1983. También explicó que este tipo de análisis
que se descubren errados en las biopsias posoperatorias ocurre en el
2% o 4% de los casos. Médicos especialistas en tiroides consultados
por Clarín, Perfil y La Nación
coincidieron en que ante una “citología compatible con carcinoma
papilar” no había otra opción que quitarle la glándula a la jefa de
Estado. En muchas ocasiones incluso se la extirpa cuando hay nódulos
benignos, pero son grandes y se encuentran en crecimiento.
“Intentan tergiversar la información, diciendo que hubo un mal
manejo”, le apuntó ayer el secretario general de la Presidencia,
Oscar Parrilli, a algunos medios de comunicación y, en especial, a
Clarín. Parrilli dijo que Fernández había dado la orden de
“contar todo” sobre su enfermedad desde un principio, una política
muy distinta a la que siguió el presidente de Venezuela, Hugo
Chávez, con el cáncer de colon que le apareció el año pasado.
Al mismo tiempo, periódicos afines al Gobierno publicaron ayer
críticas a Clarín y Perfil. “Clarín y la
mala praxis”, tituló Tiempo Argentino. “Desear el mal, como
un plan sistemático”, fue el titular de Crónica y el
económico BAE, que, en cambio, destacaron la cobertura
informativa de La Nación, periódico enfrentado con el
Gobierno por la regulación del papel para diarios.