La operación a la que se sometió la presidenta argentina,
Cristina Fernández, para que se le extirpara un cáncer en la
glándula tiroides ha terminado con éxito. El equipo médico que la
realizó informó de que la mandataria ya se ha despertado de la
anestesia.
Los médicos especialistas aseguran que los carcinomas papilares
tiroideos como el de Fernández se curan en el 95% de los casos y los
pacientes pueden llevar una vida normal después de la intervención
quirúrgica. El portavoz presidencial, responsable de anunciar
públicamente la enfermedad el pasado 27 de diciembre, dijo además
que el cáncer estaba circunscrito a la glándula y no había signos de
metástasis.
La presidenta fue operada en el moderno hospital Austral, uno de
los más prestigiosos de Argentina y propiedad del Opus Dei. En las
rejas que demarcan el perímetro del hospital militantes
kirchneristas comenzaron a colgar desde el pasado lunes pancartas en
apoyo a la presidenta de su país, Cristina Fernández de Kirchner.
“Avanti morocha [adelante morena]”, dice una de las banderas. “No
hay nada más saludable que el amor entre el pueblo y la presidenta”,
rezaba otro cartel.
La presidenta argentina permanecerá ingresada durante tres días
en el hospital Austral, que se encuentra en el suburbio de Pilar, a
60 kilómetros al norte de Buenos Aires. En total, estará de baja
durante 20 días. Completará el descanso en la residencia que tiene
en la villa patagónica de El Calafate, cerca del glaciar Perito
Moreno, su “lugar en el mundo”, según ella lo ha definido. También
allí fue donde en 2010 falleció de un infarto su esposo y antecesor,
Néstor Kirchner (2003-2007), y donde Fernández y su familia
celebraron este fin de semana el Año Nuevo.
Durante las tres semanas en las que estará convaleciente,
Fernández será sustituida en sus funciones por el vicepresidente de
Argentina, Amado Boudou, el exministro de Economía que asumió su
cargo el pasado 10 de diciembre, después de la arrolladora victoria
que juntos consiguieron en las elecciones del pasado octubre.
Fernández se ha reunido varias veces con Boudou y con varios de sus
ministros y funcionarios de mayor confianza para dejar todo ordenado
para su licencia.
Argentina en enero es como España en agosto: es el mes del verano
en el que hay menos actividad. La economía apenas muestra signos de
contagio de la crisis europea, aunque algunas provincias se hallan
en apuros fiscales.
La jefa de Estado prefirió operarse en el hospital Austral, en
lugar de hacerlo en el centro público Argerich, que cuenta con una
unidad preparada para la atención de los presidentes argentinos.
Alrededor del Austral se habían concentrado ayer por la tarde unos
70 militantes de diversas agrupaciones kirchneristas, desde el
Movimiento Evita hasta la Juventud Peronista (JP). Allí ya habían
instalado tiendas de campaña para pasar varias noches en vigilia.
Pensaban hacer turnos y esperaban la llegada de simpatizantes
kirchneristas de las provincias, no solo del Gran Buenos Aires
(alrededores de la capital), que es uno de sus bastiones
electorales.
Valeria, militante de 31 años del Movimiento Evita, prometió que
permanecerán allí hasta que se recuper
e
la presidenta. “Vamos a ser bastantes los que vamos a estar
haciéndole el aguante a Cristina”, declaró esta mujer a Radio 10 y
comentó que algunos de sus compañeros están de vacaciones o han
pedido permiso en el trabajo para hacer guardias en el exterior del
hospital. Había jóvenes, pero también algunas señoras con sus hijos
pequeños. “La fuerza de un pueblo”, decía un cartel de la última
campaña electoral que estaba colgado en las rejas del hospital y que
portaba la fotografía de la mujer que hace menos de un mes inició su
segundo gobierno después de que le votara el 54% de la población.
Además, la JP y el movimiento juvenil La Cámpora, que encabeza
Máximo Kirchner, hijo de Fernández, han iniciado en dos hospitales
de los alrededores de Buenos Aires una campaña de donación de sangre
para la jefa de Estado.