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SOBRE EL 'PACTO DEL EURO'
El pasado 11 de marzo, los 17 jefes de Estado y de
Gobierno de la zona euro aprobaron en Consejo Extraordinario un
pacto con el que se pretende impulsar la competitividad
de la región, y hacerle frente así a la grave crisis por el
endeudamiento público que está vaciando las
arcas comunitarias a fuerza de rescates financieros, y echando por
los suelos la confianza de los mercados
internacionales, especialmente en los países que, como España,
necesitan crédito exterior para mantenerse.
El pacto fue ratificado en su mayor parte el 19 de abril por la
Comisión de Economía y Asuntos Monetarios del Parlamento Europeo, y
las medidas serán aprobadas por el propio Parlamento,
previsiblemente, el próximo día 27
del presente mes de junio, en Bruselas.
Grecia e Irlanda ya habían caído en el rescate finaciero de la
UE, a Portugal le quedaba
apenas un mes, y las perspectivas de futuro para
España, o incluso para Italia, no eran precisamente
halagüeñas. Los gobiernos de la Eurozona, con
Alemania presionando,
buscaron cortar por lo sano: el llamado
Pacto del Euro recoge,
moderado a duras penas por Francia, la mayoría de las
duras exigencias económicas planteadas por Berlín y es, en
líneas generales, una especie de compromiso para que todo el mundo
juegue con la misma baraja,
a las duras y a las maduras.
El problema, o la ventaja, según el punto de la vista, es que la
baraja es una baraja con mucha
productividad y mucho sacrificio, pero con pocos y
ambiguos compromisos sociales.
Teniendo en cuenta que, tras la victoria conservadora en
Portugal, sólo cinco (incluyendo Chipre y Eslovenia) de los 27
países de la UE tienen actualmente gobiernos que se consideran a sí
mismos de izquierdas, tampoco es como para sorprenderse.
Los defensores del Pacto del Euro lo ven como el único modo de
romper el círculo vicioso
de endeudamiento, presión financiera, bancarrotas y rescates, por el
que se arrastra buena parte del Viejo Continente. Sus detractores lo
ven como la mejor manera de hundir
más aún a los ciudadanos, a base de recortes, ajustes,
moderación salarial, flexibilidad laboral y pérdida de derechos, en
aras de un supuesto crecimiento que, de conseguirse, beneficiará
principalmente a los que son, en buena parte, los propios
responsables de la crisis. Tampoco entienden estos últimos cómo unas
medidas de semejante calado, y que afectarán a unos
330 millones de personas, pueden adoptarse sin la
convocatoria de un referéndum.
Los gobiernos, el español incluido, esperan crear con este pacto
economías más competitivas, menos
vulnerables, con más empleo y con el déficit a raya. Por el
contrario, quienes se oponen lo han convertido ya en el blanco
número uno de las protestas
sociales que están sacudiendo muchos países de Europa,
empezado por el Movimiento 15-M español. Este domingo, para empezar,
hay convocadas grandes manifestaciones de protesta.
Se interpreten cono se interpreten, ya sea como un paso
inevitable hacia adelante o como el entierro definitivo de lo poco
que queda ya de la Europa social, éstas son las claves de lo que
acordaron los líderes europeos en Bruselas. O, lo que es lo mismo,
las líneas maestras de la política económica que nos espera, al
menos, a medio plazo.
¿Dónde tiene su origen el Pacto del Euro?
El Pacto del Euro es una versión
suavizada y "equilibrada" del Pacto por la Competitividad
promovido por Alemania en febrero como condición para aceptar un
aumento del fondo de rescate para los países con dificultades
económicas.
Se adoptó en el tercer Consejo Extraordinario celebrado por los
países de la Eurozona. Los dos anteriores habían tenido lugar tras
la caída del banco Lehman Brothers, en octubre de 2008, y como
consecuencia del hundimiento de la economía griega, en mayo de 2010.
¿Cuáles son sus objetivos generales?
El Pacto es un compromiso
formal: Todos los Estados que forman la moneda única se comprometen
a seguir una serie de políticas
económicas comunes, con propuestas para corregir los
aspectos que han fracasado en sus economías. Se trata de conseguir
que las empresas que utilizan el euro en los mercados mundiales sean
más fuertes, lo que, en
teoría, redundará en un aumento del
flujo comercial y exportador de la UE, en una mayor
estabilidad financiera, en
unos Estados menos endeudados
y en un crecimiento económico más sostenible.
Para ello se establecen una serie de principios básicos. Los
cinco mandamientos
principales son: Impulsar la competitividad, impulsar el empleo,
aumentar la sostenibilidad de las finanzas públicas, reforzar la
estabilidad financiera y controlar el déficit.
¿Cómo se pretende impulsar la competitividad?
Vinculando los salarios a la
productividad. Los firmantes del pacto entienden que para
mejorar la competitividad tienen que bajar los gastos, empezando por
los costos laborales, y
eso, en su opinión, sólo puede conseguirse
moderando
los sueldos. ¿Cómo?
Revisando los acuerdos (los convenios, por ejemplo) para restringir
posibles subidas acordadas de antemano que no dependan de la marcha
de la empresa, "descentralizando los procesos de negociación" (es
decir, más negociación a título personal y menos a nivel colectivo o
estatal), o evitando que unos salarios altos en el sector público
sirvan de referencia a los sueldos de la empresa privada.
El pacto, no obstante, reconoce y "solicita" la intervención de
los agentes sociales en
las negociaciones que darán forma a la vinculación entre salarios y
productividad, y no prohíbe explícitamente seguir supeditando los
salarios a la inflación,
como es corriente en España.
La otra pata del banco es aumentar la
productividad en sí. Para ello el pacto recomienda "una
mayor apertura de los sectores protegidos", "mejorar los sistemas
educativos y fomentar la inversión en
investigación y desarrollo
(I+D)", y "mejorar el entorno empresarial".
¿Cómo se pretende impulsar el empleo?
Los líderes europeos apuestan aquí por
rebajar los impuestos a las
empresas para incentivar la contratación de trabajadores y
la llamada formación permanente; por
aumentar la flexibilidad laboral
(más movilidad geográfica, más disposición a cambiar de
empleo, más empleos temporales "de calidad", etc), y por reducir el
trabajo no declarado.
¿Cómo se pretende aumentar la sostenibilidad
de las finanzas públicas?
El pacto insiste en la necesidad de garantizar la aplicación del
Pacto de Estabilidad y Crecimiento, que obliga a reducir los
déficits presupuestarios por debajo
del 3%. Para ello recomienda reformar (racionalizar para
unos; privatizar y reducir, para otros) el sistema de
pensiones, el sistema
sanitario o las
prestaciones sociales.
Con respecto a las pensiones, el pacto aconseja que se vincule la
edad de jubilación de los
trabajadores a la media de esperanza de vida de cada país, como
manera de equilibrar los desajustes presupuestarios y garantizar la
viabilidad del sistema. La
idea es establecer mecanismos permanentes de revisión de las
pensiones, con posibles aumentos de la edad de jubilación cuando la
situación económica lo exija.
¿Cómo se pretende reforzar la estabilidad
financiera?
Reforzando y prestando una especial atención a la
coordinación de las políticas
fiscales y a la lucha
contra el fraude.
En lo que concierne a la coordinación de las políticas fiscales,
el pacto es bastante vago,
ya que se limita a señalar que los firmantes "se comprometen a
entablar debates estructurados en torno a la política tributaria".
Los sindicatos aseguran que esta coordinación sólo se aplicará a
la base del impuesto de sociedades, y que acabará significando
mayores subidas del IVA
(un impuesto que pagan todos por igual, independientemente de cuáles
sean sus ingresos).
¿Dice algo el pacto sobre las prácticas de la
banca o la especulación?
No mucho. Indica que las entidades financieras "efectuarán
periódicamente pruebas rigurosas de
resistencia". En este sentido, el pacto apenas aborda
formas concretas de evitar prácticas de la banca como las que
acabaron siendo letales para las economías de muchos países. Tampoco
recomienda explícitamente cómo
incentivar el crédito y el consumo privados, ni entra en la
necesidad (o no) de acotar la libertad de que disfrutan actualmente
los mercados financieros
especulativos.
¿Cómo se pretende reducir el défict?
Limitándolo por ley. Las respectivas
legislaciones nacionales deberán imponer límites, tanto a la deuda
pública como al déficit del Estado.
¿Cómo van a rendir cuentas los Estados?
Según el acuerdo, los países de la zona euro deberán anunciar
compromisos anuales sobre
estos aspectos y tendrán que presentar resultados en 12 meses.
El éxito de las reformas que emprendan dependerá en buena medida,
no sólo de los resultados económicos, sino también de la protesta
social o la conflictividad laboral
que generen, en virtud de cómo se acaben traduciendo, por
ejemplo, los acuerdos sobre moderación salarial, o del efecto que
tenga el control de la deuda sobre las pensiones y políticas
asistenciales destinadas a los más
desfavorecidos.
¿Qué margen de libertad tienen?
En principio, el pacto da libertad a los gobiernos para decidir
las medidas que adoptarán para alcanzar esas metas. Esta decisión se
adoptó con objeto de salvar las reticencias de algunos socios a las
imposiciones alemanas. Según el documento, "los Estados miembros
seguirán los objetivos de acuerdo
con las políticas que escojan [...]. La elección de las
políticas específicas necesarias permanece como
responsabilidad de cada país".
¿Por qué se llama Pacto del Euro?
En teoría, porque afecta a la Eurozona. En la práctica, se llama
Pacto del Euro, o Pacto por el Euro, porque se necesitaba un nombre
distinto a la denominación original de Pacto por la Competitividad,
para evitar un término demasiado
asociado a las exigencias de Berlín.
¿Qué postura tiene el Gobierno español?
El presidente del Ejecutivo español, José Luis Rodríguez
Zapatero, se ha mostrado favorable
a la adopción del pacto, que considera necesario para
"eliminar las rigideces de las economías domésticas"
europeas y ganar competitividad, según afirmó en una carta que envió
al presidente del Consejo Europeo,
Herman van Rompuy. A juicio de Zapatero, esto significa
"alinear salarios y productividad", aspecto en el que "es esencial
el apoyo de sindicatos y
empresarios".
¿Se han empezado ya adoptar estas medidas en
España?
Sí, y antes incluso de la aprobación del pacto: Recortes en el
gasto público, retraso en la edad de jubilación y reforma del
sistema de pensiones, reforma laboral, anuncio de que se ligarán los
salarios a la productividad laboral, subida del IVA... Fuente
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