La crisis se ceba en bares, restaurantes y cafeterías
Pese a que la mayoría de los españoles
están convencidos de que se puede prescindir de todo, menos de las
vacaciones -al menos así pensaban antes del verano, ya que en marzo
los viajes realizados por los españoles crecieron un 58,7%, según la
Encuesta de Movimientos Turísticos de los Españoles (Familitur)- lo
cierto es que si se observan los lugares frecuentados por los
turistas nacionales se comprueba a la hora del aperitivo que hay
terrazas prácticamente vacías. El consumo es menor, hasta la
multinacional Coca Cola ha reconocido una caída del 6% de sus
ventas, y ante la ausencia de comensales hay restaurantes que a las
once de la noche ya han cerrado.
Algunos restaurantes de más
tenedores se han visto obligados a ofrecer menús a precios más
bajos. En todos se nota que las propinas ya no son tantas, sobre
todo en el caso de los españoles, ya que muchos trabajadores del
sector de la hostelería explican que los extranjeros siempre
dejaban menos propinas.
El algodón no engaña
De momento, la Encuesta de Gasto
Turístico (Egitur) constata que en junio pasado, los turistas
extranjeros que visitaron España realizaron un gasto total de
5.031 millones de euros, lo que ha supuesto un descenso del 0,5%
en relación al mismo mes del año anterior (-0,5%). El gasto
medio por turista -concreta dicha estadística- ascendió a 898
euros y se mantuvo prácticamente estable, el gasto medio diario
(94 euros) descendió un 0,7%.
Estos datos vienen a coincidir con
las previsiones del «lobby» turístico Exceltur, que reconoció
unos resultados «por debajo de los esperados» en el conjunto de
las empresas turísticas españolas en el segundo trimestre del
año: «los segmentos de mercado de familias -tanto españolas como
extranjeras- de rentas medias y bajas con las que con mayor
intensidad están reduciendo su consumo turístico en España»,
precisa Exceltur. Y son los establecimientos de tres o menos
estrellas los que más sienten estos efectos, en tanto que los
viajes y el gasto de los españoles al exterior «se estanca».
Los tipos de interés más altos que
pagar para quienes tienen que devolver créditos hipotecarios o
de consumo; la amenaza del paro (casi 2,5 millones de
desempleados hasta julio) y la inflación que aún no ha tocado
techo (por encima del 5%) son tres razones más que suficientes
para obligarnos a renunciar a las «merecidas» vacaciones.
COMUNIDAD VALENCIANA
El peor verano de la última década
La Comunidad Valenciana alberga
durante el mes de agosto a 3,4 millones de turistas. La región
levantina es la principal receptora de los madrileños, que
apuestan por sus playas para el asueto estival. Sin embargo, la
crisis económica ha hecho mella en el sector, que atraviesa «el
peor verano de la última década», de acuerdo con la impresión
del presidente de la Federación de Hostelería de Valencia, Juan
Carlos Gelabert. Las terrazas vacías a la hora del aperitivo
corroboran la impresión de los empresarios. El 70% considera que
reducirá la facturación y un tercio tendrá que destruir empleo.
Además, la caída de la rentabilidad oscilará entre un 15 y un
30%. De hecho, la crisis va por barrios. Benidorm, capital
turística de la Comunidad Valenciana, juega otra liga. El peso
del turismo extranjero -fundamentalmente el británico- en la
localidad alicantina es superior a la media. Según explica el
presidente de la patronal hotelera Hosbec, Antonio Mayor, la
ocupación durante agosto roza el 100%, gracias a los visitantes
foráneos. Sin embargo, éstos no escapan a las tendencias del
turismo patrio, que pasan por reducir gastos en restaurantes,
compras y servicios adicionales. Esta situación ha provocado una
«guerra de ofertas» entre los hoteles, que pugnan para que sus
clientes apuesten por la pensión completa, con el consiguiente
trastorno para los negocios gastronómicos.
En todo caso, en tierras valencianas
todavía se confía en que el Gran Premio de Fórmula 1, que se
celebrará el próximo 24 de agosto, mitigue los efectos
perniciosos de la crisis. Sin embargo, a pesar de que los
hoteles de cinco estrellas han colgado el cartel de completo y
se prevé la llegada de 200.000 personas, a falta de dos semanas
para la prueba todavía hay entradas a la venta.
ANDALUCÍA
La tapa como arma
Por lo que respecta a Andalucía la
afluencia de turistas se mantiene en la misma línea que en años
anteriores, aunque los hábitos de consumo han cambiado y se
gasta menos. En la provincia de Málaga, uno de los destinos de
referencia en la región, la ocupación hotelera es prácticamente
completa, mientras que en Cádiz se sitúa por encima del 80%.
En los negocios hosteleros cercanos
a las playas no se ha apreciado un detrimento del número de
clientes. Sin embargo, los empresarios destacan que este año «se
eligen los platos atendiendo al precio antes que al nombre». En
consecuencia, los restaurantes, bares y chiringuitos registran
una pérdida que oscila entre el 10 y el 30% de la facturación,
si se compara con temporadas anteriores.
Según el presidente de la Asociación
de Empresarios de Hostelería de Málaga, Rafael Prado, «el gran
arma contra esta crisis en Andalucía es la tapa». Las cartas se
están «adaptando a los nuevos hábitos» del cliente para afianzar
el consumo. Así, las raciones están dando paso a variedades de
tapas y a ofertas de platos más económicos. Esta práctica ha
conseguido que se mantenga estable el número de transacciones,
aunque haya mermado el gasto medio por cliente.
Por ello, no se ha registrado un
descenso brusco en las plantillas de estos negocios, aunque se
prevé que el número de parados que se registra anualmente al
término del verano sea en esta ocasión más acusado. Por su
parte, el presidente de la Asociación Gaditana de Hostelería,
Antonio de María, apunta que este año los turistas que alquilan
una vivienda han optado por «gastar menos en la calle e ir más
al supermercado».
Para el presidente de los
Empresarios de Playa, Norberto del Castillo, la crisis se
aprecia en que los turistas prescinden de gastos superfluos. A
su juicio, los primeros locales que han notado la adversa
situación económica son las discotecas y los bares de copas,
seguidos de los restaurantes de lujo.
CATALUÑA
A la playa con nevera
En el litoral catalán, la ocupación
hotelera mantiene el pulso a la crisis y es la restauración la
que más sufre los ánimos de ahorrar. «La gente necesita
esparcirse. Tomar menos copas o no cenar fuera no es tanto
castigo», resume Martí Sabrià, portavoz de la Unión de
Empresarios de la Costa Brava. En pleno agosto, esta zona prevé
una ocupación de entre un 75 y 80%de estancias con reserva. El
consumo en bares, hoteles y cafeterías caerá sin embargo un 25%
respecto a otros años, calcula Sabrià. Este esquema se repite en
la Costa Dorada, donde a la estrechez económica de los
nacionales hay que sumar la potencia del euro, que merma el
poder adquisitivo de los turistas extranjeros en una zona
frecuentada por británicos (43% del total) y rusos (13%). «La
mayoría vienen en régimen de media pensión o completa», explica
el vicepresidente de la Asociación Hotelera Salou-Cambrils-Platja
de la Pineda. Joan Antoni Padró. «Un inglés que se traiga 300
libras para gastos extras, obtendrá 360 euros al cambio: el año
pasado eran 450». Según estima, se ha reducido el llamado «pocket
money» casi el 30%.
«La gente llega y pregunta los
precios», observa el gerente del chiringuito Nueva Ola, Néstor
Aníbal Mosquera, en la playa barcelonesa Nueva Marbella. «Con 40
grados al sol, las playas están a tope pero se piden como mucho
un agua o una Coca-Cola: el bocadillo se lo traen de casa». Para
colmo de males, a la crisis se suman los «lateros», que ofrecen
bebidas a euro y medio sin necesidad de levantarse de la
arena.«La policía nos controla a nosotros pero no a ellos»,
lamenta.
GALICIA
Sin esperas
A pesar de los encantos de la
comunidad gallega, lo cierto es que la actual situación
económica del país no le es ajena. Según datos oficiales, el
número de visitantes se mantiene, si bien el gasto medio se
reduce considerablemente, no superando los 115 euros por día.
Buena muestra de ello es el hecho de
que los restaurantes y hoteles, al margen de la categoría, han
notado en general una merma en sus reservas habituales en
comparación con años anteriores. Si en otras ocasiones era
complicado encontrar mesa en las zonas de veraneo por
excelencia, como Sanxenxo, el Grove, Bayona, Canido o el Eume,
incluso reservando con días de antelación, actualmente no es
difícil.
Llama la atención que los
concurridos «chiringuitos de playa» se hagan la competencia
bajando los precios de la «sardiñada o el churrasco», el valor
del menú cambia de un día para otro con el único objetivo de
robarse clientela. Este es el caso de la zona de la Penela en
Ferrol. Otro, la caseta de la Escuela de Vela de la playa del
Bao, en Canido (Vigo), habitualmente muy concurrida que, si bien
no nota bajón en cuanto a consumidores, la media de gasto no es
la misma. «Si antes se pedía un refresco, ahora te pide sólo
café, que sale más barato», dicen en el establecimiento.
Igualmente les pasa con los platos de comida, lo que más hacen
son bocadillos.
Otro buen ejemplo es el del
Restaurante Cantina Río Covés, una acogedora casa rural
transformada en restaurante, dentro del parque nacional Fragas
do Eume, la mayor reserva de bosque atlántico en la costa de
Europa, que tan sólo en los primeros quince días de julio
tuvieron 300 comensales menos. Su máxima ocupación alcanzó los
120, cuando el pasado año llegaron a superar los 150.
En la localidad pontevedresa de
Sanxenxo, la de O Grove o Bayona, la historia se repite. Todas
ellas punteras en la temporada estival, no importa la categoría
del restaurante, si los pasados veranos el lleno era total, a
día de hoy es fácil encontrar una mesa, incluso para más de
cinco comensales a la hora de la comida o la cena. Muchos
locales de la zona coinciden en la reducción considerable en el
gasto por persona
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