EEUU está ante
una nueva gran crisis
Tres posibilidades de
crisis mayor del sistema político y social amenazan a Estados
Unidos: Afganistán, el geiser petrolero del golfo de México y una
nueva crisis de créditos hipotecarios. Estas nubes no están por
disiparse. Europa debería reforzar su voluntad de ser más autónoma
frente a Estados Unidos, para no dejarse arrastrar por el desastre
anunciado.
En opinión
de muchos políticos americanos, Barack Obama, después de haber
flotado y de hacer dudar de sus capacidades como jefe de Estado, ha
salido de una trampa triple que le acechaba. Por un lado reafirmó su
autoridad de comandante en jefe sobre el poder militar obligando a
dimitir al general Dtanley McCrystal, quien lo desafió abiertamente.
Por otro lado, impuso a BP una contribución de 20 millones de
dólares para cubrir los gastos vinculados a la fuga de petróleo en
el golfo de México. Finalmente, logró que el congreso aprobara un
texto que reglamenta las actividades del sector financiero, a pesar
de la oposición de Wall Street.
Sin embargo, en opinión de estos
mismos cronistas, se trataba de lo mínimo que podía hacer, sin lo
cual Barack Obama se hundiría definitivamente en el descrédito si no
en el ridículo, lo que habría podido convertirlo en el blanco de un
procedimiento de incapacidad para gobernar dirigido por los
Republicanos en las próximas elecciones. Pero de hecho estas
decisiones no reglamentaron nada. Al contrario. Contribuyen a
encubrir la realidad de una crisis superior que amenaza los Estados
Unidos, poniéndolo en riesgo de arrastrar su régimen. Los europeos
que se protegen bajo la dominación americana para evitarse grandes
opciones difíciles serán por esto, después de los norteamericanos,
las victimas obligadas. En los próximos meses, esta crisis tomará
tres perspectivas.
Primeramente Afganistán
Haber quitado a McChrystal para poner
en su lugar al general David Petraeus, el mal estratega, el mal
diplomático (lo vimos en Irak) y además físicamente débil, afirmando
que nada será cambiado en la política anunciada, constituye la
negación absoluta de la realidad. Recordemos que esta política
apunta, por una parte, a restaurar una autoridad afgana sólida en
Kaboul, neutralizando a los insurrectos, y por otra parte a evacuar
totalmente el país en pocos meses.
Para Bob Herbert, columnista de
The New York Times, se trata de una apuesta imposible. No
solamente estos objetivos no serán alcanzados, sino que las fuerzas
de EE.UU., así como de sus aliados de la OTAN, corren el peligro de
sufrir un desastre mayor en el mismo sitio, del cual se aprovecharán
todos sus enemigos de Occidente en la región, en primer lugar
Pakistán e Irán - esto sin mencionar los trillones de dólares en
gastos militares y civiles, los cuales América necesitaría en otros
lugares. Bob Herbert evidentemente no es el único que comparte esta
opinión. De hecho él mismo es el más moderado.
Podemos entonces preguntarnos si
frente a este dilema, Obama y los que lo apoyan tienen razón. La
misma pregunta se les hace a todos los Europeos miembros de la OTAN,
Nicolás Sarkozy el primero. Recordemos que, desde hace meses,
escribimos que esta guerra era imposible de ganar y que había sido
irresponsable comprometerse a eso. Más exactamente, esta guerra hace
ciertamente el negocio de todos ellos, tanto en Estados Unidos como
en otros lugares, que viven de sumas de dinero desembolsado para
perderlo, sin hablar de la sangre derramada. Pero ninguno quiere
evidentemente reconocer tales objetivos escondidos e inconfesables.
En seguida, el "oil spill"
Sin caer en el catastrofismo, en el
cual las sirenas funcionan plenamente, particularmente en Internet,
deberíamos estar atentos a las advertencias de un número creciente
de geólogos expertos. Según ellos, BP puso en marcha, en su carrera
ciega a la rentabilidad, un mecanismo de tipo sísmico que corre el
riesgo de adquirir proporciones desastrosas. Algunos hablan de un
nuevo Monte Santa Helena.
La razón se debe a las cantidades
enormes de gases (eminentemente tóxicos) mantenidos a presiones
considerables a muy grandes profundidades que, desestabilizados por
la perforación, van a continuar subiendo a la superficie,
inexorablemente. Los pozos auxiliares actualmente cavados para
inyectar cemento en el pozo principal harían solo incrementar los
riesgos de una fractura en las rocas que recubren este primer
yacimiento. Mecanismos en cadena podrían generarse en otros
yacimientos, con la erupción de cantidades de hidrocarburos líquidos
y gaseosos susceptibles de matar miles si no millones de personas en
la zona.
Incluso podría producirse un seísmo
no sólo geofísico, si no político, llevándose a Obama y posiblemente
también el sistema corporatocrático americano entero. Dejémosle al
lector el cuidado de acudir él mismo a las fuentes si no de
petróleo, por lo menos de la información técnica. Será edificante.
Tanto mejor, comienzan a decir ciertos opositores al capitalismo
depredador. Posiblemente los americanos comprenderán que han do
demasiado lejos. Podemos desearlo, pero nada es menos seguro.
La inseguridad de Wall
Street
Nada es tan inseguro como Wall Street,
que debía salir fuertemente reglamentada de su enfrentamiento con
Obama, y que ahora parece completamente tranquilizada. La nueva ley
adoptada por el Congreso el 4 de julio, fue objeto de intensas
discusiones entre parlamentarios y grupos de presión, creando una
situación tan confusa que los mejores expertos parecen hoy incapaces
de decir si tendrá el resultado esperado, es decir, evitar que se
reproduzca la última crisis financiera.
Por cierto, en su versión final, la
ley extiende los poderes reglamentarios de la Reserva Federal y crea
un Consejo de estudio de riesgos bajo la autoridad del secretario
del Tesoro. Asimismo, instaura una oficina de protección a los
consumidores de crédito y refuerza los poderes de la SEC (Securities
and Exchange Commission) con respecto a los Fondos especulativos y
las agencias de notación.
Entre otras medidas menos
espectaculares, obliga a los bancos y los fondos a alimentar una
caja de 20.000 millones de dólares, destinados a cubrir la quiebra
de ciertos bancos. Notaremos también que la ley restringe las
capacidades de los bancos de invertir en fondos propios (Volcker
Rule) y crea un marco más estricto para los productos derivados, que
fueron el corazón de la crisis del 2008.
Pero los más moderados reconocen que
el control de las prácticas que han provocado la crisis, todavía
descansa confiado en la autorregulación de los actores financieros,
los mismos que han jugado al argumento según el cual ir más lejos
podría asustar a los inversores y secar los créditos necesarios para
los negocios. Estos inversores concluyeron que los bancos podrían
fácilmente adaptarse a las medidas de control de las que Barack
Obama se convirtió en campeón frente al mundo entero,
particularmente en el reciente G20. La Bolsa fue particularmente
optimista en Wall Street el viernes 25. Todavía podremos allí
referirnos a un buen
artículo del NYT sobre este tema complicado.
¿Qué pasará con la nueva
crisis?
Muy bien, pero ¿qué pasará si una
nueva crisis, todavía más fuerte que la anterior, estallara en los
meses si no que en las próximas semanas? El nuevo informe de la OCC,
The Office of Comptroller of the Currency, el organismo
gubernamental de tutela de bancos norteamericanos, dependiente del
Tesoro, se publicó el 23 de junio del 2010. Evalúa particularmente
los préstamos inmobiliarios y los embargos inmobiliarios en curso.
El conjunto de créditos inmobiliarios no comerciales en USA
representa 5947.548 millardos de dólares. Según el OCC, el 87.3% de
estos préstamos son reembolsados, lo que significa que el 12.7% de
ellos están actualmente en dificultades, o sea, una deuda
inmobiliaria de 750 millardos de dólares.
Los bienes inmuebles comerciales
estarían también en dificultad, según un informe del COP,
Congressional Oversight Panel, oficina de vigilancia colocada por el
Congreso. 1. 400 millardos de dólares de créditos inmobiliarios
comerciales tendrían que refinanciarse en tres años, es decir, cerca
de 500 millardos de dólares que hay que encontrar al año. En
resumen, 1.250 millardos a encontrar desde este año, para evitar
nuevas quiebras de las instituciones de crédito. ¿Fed y SECO
propondrán un nuevo TARP, Troubled Asset Relief Program, permitiendo
rescatar sobre fondos federales las deudas de los bancos? ¿Podemos
dudar, viendo la importancia ya excesiva de la deuda federal? Pero,
mientras, ¿que sucederá, y que hará Obama?
Vemos que las nubes que se acumulan
sobre Estados Unidos no están por disiparse. Esto se tiene que
comparar con la voluntad de potencia creciente de China, sin
mencionar asimismo la de Irán. Europa, por su parte, tendrá la
voluntad de intentar ser más autónoma frente a Estados Unidos, para
no dejarse arrastrar por el desastre anunciado. No escuchamos mucho
a Nicolás Sarkozy acerca de esta gran cuestión, si no más bien sobre
el acuerdo que parece esbozarse entre Alemania, Rusia, Polonia y
Francia para una política común de seguridad en Europa que podría
abrir algunas perspectivas.
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