Estas declaraciones, unidas a las de
José Luis Rodríguez Zapatero antes de la cumbre del G-20, cuando
dijo que aquella cita establecería "el inicio de la recuperación" y
una "nueva etapa", han espoleado a los más optimistas, que
consideran que éste es el principio del fin de la crisis económica y
predicen su fin para finales de este año.
En ese barco se halla el presidente
de la Reserva Federal estadounidense,
Ben Bernanke, que señaló a
mediados de marzo que en Estados Unidos la crisis acabaría
"probablemente" antes de 2010.
No todos son
optimistas
Sin embargo, el Banco de España
recela de estos buenos augurios y ya ha advertido de que la economía
española sufrirá "una recesión
profunda" en 2009 y que a finales de 2010 la tasa de paro
será del 19%.
El organismo supervisor prevé un
frenazo de la crisis de cara al próximo año, pero descarta una
recuperación y aboga por acometer reformas en el sistema de
pensiones para que no desaparezca el superávit de la Seguridad
Social.
Además, la vicepresidenta primera del
Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, está segura de que
"nadie puede prever cuándo y cómo vamos a ponerle fin" y el propio
Obama ha dejado claro que, pese a los buenos datos, "los malos
tiempos no han acabado" y "la gravedad de esta recesión
causará más pérdidas de empleo, más ejecuciones
hipotecarias y más dolor antes de que termine".