Todos tenemos un pasado, incluso los famosos. Antes de llenar
portadas, firmar autógrafos y viajar en primera clase, las grandes
estrellas del cine y la música las pasaron canutas para llegar a fin
de mes. Y es que hay un dicho en Hollywood que asegura que, por cada
actor de éxito, hay cien más trabajando como camareros.
De hecho, a algunos de los grandes de la interpretación les llegó
la oportunidad mientras estaban en uno de esos 'trabajos temporales'
con los que pagaban las facturas. Brad Pitt es un buen ejemplo. El
'sex appeal' del marido de Angelina Jolie cautivó a un ejecutivo de
Hollywood cuando se quitó el disfraz de pollo con el que animaba a
los clientes de la cadena de restaurantes estadounidense 'El Pollo
Loco'.
El ahora todopoderoso Tom Cruise fue otro de los que empezó
sirviendo antes de que le sirvieran a él. El protagonista de la saga
'Misión imposible' trabajaba como botones de un hotel antes de
siquiera sospechar que algún día sería él quien ocuparía sus lujosas
habitaciones. Por aquel entonces, Cruise pensaba más en convertirse
en sacerdote católico que en alcanzar una nominación al Oscar.
Pero es el caso de Harrison Ford el que siempre se pone como
ejemplo de famoso por casualidad. Ford trabajó durante años como
carpintero antes de conseguir la fama como actor. Ya se había
labrado una sólida reputación como ebanista en Hollywood cuando
realizó su primer papel importante en el cine, pasados los 30.
El actor no ha dejado de practicar la carpintería como afición, y
en escenas como la de la construcción del granero de 'Único testigo'
queda claro que se da maña con las herramientas.
Incluso el mismísimo Steven Spielberg, el rey Midas de la meca
del cine que el domingo competirá por llevarse la estatuilla dorada
con su última película 'War Horse', pasó su juventud trabajando como
jardinero para poder pagarse los estudios de cine.
Los 'chicos para todo' de la música
Sin embargo, el rockero británico Rod Steward es el que se lleva la
palma en cuanto al trabajo menos glamuroso de una estrella antes de
llegar a la fama. El intérprete de canciones como 'Maggie May' o 'Da
Ya Think I'm Sexy?' trabajó como enterrador en el cementerio
londinense de Highgate antes de subirse a los escenarios.
Otro que trabajó activamente en 'el negocio de la muerte' fue
James Blunt. El compositor de la archiconocida 'You're beautiful'
sirvió en el ejército británico, e incluso participó en la guerra de
Irak antes de dedicarse a la música.
No acaban aquí las historias de superación: la mismísima Madonna,
recién llegada a Nueva York y con solo 35 dólares en el bolsillo,
estuvo trabajando en un Dunkin' Donuts del centro de la ciudad.
También los españoles
No solo las estrellas internacionales tuvieron comienzos difíciles.
Nuestro español más universal, Pedro Almodóvar, financió sus
primeras películas y actuaciones musicales en la movida madrileña
con el sueldo que ganaba como oficinista de Telefónica. El manchego
aguantó en el puesto nada menos que 12 años.
Otro cineasta, el prestigioso productor Elías Querejeta, también
tiene un pasado curioso: licenciado en Química y Derecho, en los
años 50 fue jugador del primer equipo de la Real Sociedad y hasta le
marcó un gol al Real Madrid.
También fue deportista Julio Iglesias, que abandonó el fútbol por
la canción después de que un accidente de tráfico acabase con sus
aspiraciones de convertirse en portero del primer equipo del Real
Madrid.
Menos les costó a los hermanos José y David Muñoz, Estopa, dejar
la planta de SEAT en la que trabajaban cuando su primer disco se
convirtió en un éxito durante el verano de 1999.