A pedazos. Aquella idílica familia que aparecía siempre unida en
las imágenes post-victoria de Arantxa Sánchez Vicario, la niña de
oro del tenis español, está completamente rota. Pero el conflicto no
es nuevo.
El enfrentamiento estalló mucho antes de la
publicación de ¡Vamos! Memoria de una lucha, las polémicas
memorias de la laureada deportista, en las que denuncia que sus
progenitores la dejaron “endeudada”. Según ha podido saber
Vanitatis, en 2010, Sánchez Vicario llevó a su padre a los
tribunales, acusándole de la apropiación indebida y la
administración desleal de unos catorce millones de euros
pertenecientes a su patrimonio, que ella calcula en 45 millones.
Este diario ha tenido acceso a una querella
criminal admitida a trámite en los Juzgados Penales de Andorra La
Vella, interpuesta el 20 de diciembre de 2010 por Arantxa Sánchez
Vicario, en la que constan como imputados Emilio Sánchez Benito,
padre de la extenista, y su abogado, Bonaventura Castellanos
Matodorrona, por los presuntos delitos anteriormente citados:
apropiación indebida y administración desleal. En la misma, la
deportista y su equipo de abogados describen presuntos desvíos de
fondos de las cuentas de ésta por importe superior a los seis
millones de euros a paraísos fiscales como Suiza, así como la compra
de vehículos de alta gama a favor de terceros.
Juan José Burgos-Bosch, abogado de Sánchez
Vicario, afirma a este diario que, en la misma querella, la actual
capitana del equipo español femenino de Copa Davis acusa a su
progenitor de haber invertido supuestamente en su nombre 3,5
millones de euros en fondos de Madoff sin su consentimiento. En el
escrito presentado en los juzgados, otro de los hechos por los que
se requiere una reacción penal, sería la misteriosa “desaparición de
5,5 millones de euros” que ésta tenía pensado destinar a sufragar la
deuda contraída con la Hacienda española. La suma total de las
reclamaciones de la tenista alcanzaría por tanto los catorce
millones.
Tres pisos en litigio
Además de esta querella por un presunto delito
de desvío y apropiación de fondos, la guerra judicial entre Arantxa
Sánchez Vicario y sus padres no queda ahí. En los juzgados de
Barcelona, actualmente existe una demanda, con fecha de julio de
2011, contra Emilio Sánchez, Marisa Vicario y el abogado de los
mismos, Bonaventura Castellanos, que la tenista habría interpuesto
con el fin de recuperar varias viviendas de su propiedad, en una de
las cuales actualmente habitan sus padres.
“Se ha procedido a actuar con la intención de
anular unos derechos de usufructo vitalicio por un piso de lujo en
la Avenida Diagonal de la Ciudad Condal, así como los de dos
apartamentos en S’Agaró, en la Costa Brava, que el abogado familiar
otorgó a sus padres sin el consentimiento ni la voluntad de Arantxa,
que tan sólo quería poner a la venta dichos inmuebles con tal de
saldar sus deudas”, afirma Burgos-Bosch. A partir del próximo 20 de
junio, fecha prevista para el inicio de este litigio, el juez deberá
dirimir si los padres de Arantxa Sánchez Vicario deben o no
abandonar su residencia actual.
“Los demandados no rinden cuentas. Siguen
empeñados en utilizar la enfermedad del padre de Arantxa [que padece
Alzhéimer] con tal de no responder a las denuncias realizadas por
parte de su hija”, explica el letrado. Este, a su vez, manifiesta
que las actuaciones legales por parte de la extenista se producen
“tras requerir a su padres y su antiguo abogado, el Sr. Castellanos,
en innumerables ocasiones el traslado de información y control sobre
su patrimonio, que, como es evidente, no ha ocurrido. No es
gratuito, es muy triste para Arantxa, que ha estado luchando para
evitar todo esto, con el que convencimiento de que avendrían a
razones”.
Por su parte, Marisa Vicario, madre de la
tenista, emitió este lunes un comunicado en el que manifestaba: “Es
inexplicable el dolor que sentimos […] Esperaremos a la publicación
del libro, aún a pesar nuestro lo leeremos con atención. Entonces
será el momento de que yo (en nombre, también, de Emilio) o nuestros
abogados, demos cumplida contestación a las falsas acusaciones que
se nos hacen”.
De la sorpresa a la decepción
En ¡Vamos! Memoria de una lucha, una vida y
una mujer (Ed. Esfera de los libros), un libro que ha visto la
luz este martes, Arantxa culpa directamente de una mala gestión de
su patrimonio a Emilio Sánchez, su padre, que le habría llevado a
encontrarse “actualmente sin recursos”. “Pienso que me he
equivocado, que tenía que haber pedido más explicaciones y haber
decidido yo, cuando tuve edad para comenzar a hacerlo, tanto mis
inversiones como la gestión de los recursos […] Habría evitado que
con mis fondos se tomaran decisiones sin consultarme (como cuando,
por ejemplo, me enteraba por terceros de que “yo” había comprado un
piso, había hecho una inversión o cualquier otra cosa parecida)”,
escribe.
Pero, sobre todo, Sánchez Vicario hace hincapié
en sus problemas con Hacienda y, en concreto, habla con insistencia
de la sentencia del Tribunal Supremo por la que el 10 de diciembre
de 2009 se desestimó el recurso de casación planteado respecto a las
cinco resoluciones de la Inspección de Hacienda en las que fueron
aprobadas liquidaciones tributarias por un concepto aproximado de
tres millones y medio de euros, correspondientes al Impuesto sobre
la Renta de las Personas Físicas de los años 1989, 1990, 1991, 1992
y 1993, que no se habían tributado por constar su residencia fiscal
en Andorra. “Fue muy duro para mí, pero una vez más eran decisiones
derivadas de las personas que administraban mi carrera”, cuenta.
Para finalizar, la tenista habla de la
“decepción” que le ha supuesto esta situación. “El mazazo que he
recibido en los últimos meses me ha servido para despertar y vivir
la peor pesadilla posible. Aún hoy no soy capaz de entender qué me
está sucediendo: que todo por lo que he luchado, que todo lo que he
conseguido, se ha esfumado sin más. Me lo dicen y no me lo puedo
creer. ¿Cómo es posible que todo lo que he conseguido durante los
últimos años haya desaparecido, no exista? […] Mi decepción ha sido
doble, además, al comprobar que mi hermano Emilio también se ha
puesto del lado del resto de la familia. De todos, él era la persona
en la que tenía depositada mi máxima confianza y mis planes de
futuro. Creía que él me podía entender, ya que tomó la decisión que
yo no supe tomar a tiempo: separar a mi padre de sus asuntos
financieros”.