Rudolf Elmer:
El banquero de Wikileaks
Desde que Rudolf Elmer fue despedido en 2002 de su
puesto de jefe de operaciones en la filial del banco suizo Julius
Baer del paraíso fiscal de las Islas Caimán tras ocho años en el
cargo, su vida ha estado centrada en conseguir que el secreto
bancario se rija por principios morales y éticos, una labor
filantrópica que, según asegura, realiza para redimirse tras años
ayudando a las grandes fortunas y a las entidades financieras a
ocultar su patrimonio. "El secreto bancario es el robo más grande de
la historia de la humanidad y tiene consecuencias catastróficas para
las personas más pobres de la tierra", afirma Elmer, de 55 años y
nacionalidad suiza, en una presentación colgada en
su página
web, que funciona como una propia Wikileaks desde 2005 contra la
opacidad financiera y que, según añade, no paga ni recibe un céntimo
por esta información.
Las razones que le han llevado a poner en marcha esta campaña
contra las malas artes en los bancos radicados en paraísos surgen de
lo que ha visto durante sus 33 años de experiencia en el sector.
Según asegura, durante este tiempo ha trabajado en hasta seis
entidades ubicadas en limbos fiscales. Desde su cargo como alto
ejecutivo, afirma que ayudó a ocultar decenas de miles de millones
de políticos, instituciones financieras y organismos multinacionales
que deberían haber sido empleados en mejorar la educación, la
sanidad o las pensiones de "millones de personas humildes" de todo
el mundo. "Por este motivo soy un culpable, un testigo, un
informante, un activista y un reformador", afirma para justificar su
lucha contra la opacidad financiera. Desde la orilla contraria,
Julius Baer asegura que lo que mueve a Elmer es la venganza por su
despido y porque no fue capaz de que los tribunales condenasen al
banco suizo a pagar la millonaria indemnización que reclamaba su
antiguo directivo.
La entidad prescindió de Elmer en 2002 después de detectar una
filtración de datos sobre sus clientes en las Islas Caimán. Tal y
como ordenaba la política del Julius Baer, el por entonces jefe de
operaciones de su filial en este archipiélago del Caribe y varios de
sus compañeros que tenían acceso a la información fueron sometidos
al detector de mentiras para aclarar su implicación. En el caso de
Elmer, los resultados no fueron del todo satisfactorios, por lo que
fue despedido.
Tras pleitear contra el banco por una indemnización y montar su
propia web contra el secreto bancario, Elmer se dio a conocer al
gran público en 2008 tras ser acusado de filtrar a una desconocida
por aquel entonces Wikileaks una lista de clientes del Julius Baer
en las Islas Caimán. Esta información, que estaba en poder de la web
de Julian Assange desde 2005, acabó en manos de diversos medios de
comunicación y llegó al Fisco de Estados Unidos y Alemania, a lo que
el banco respondió con una denuncia ante los tribunales. El juez de
San Francisco encargado del caso tomó la decisión de cerrar
cautelarmente la web de Wikileaks, aunque el resultado de esta
decisión fue, precisamente, que los datos que contenía el portal se
multiplicaron por las páginas de cientos de activistas. En cualquier
caso, Elmer, que denunció a su vez que tanto él como su familia
estaban siendo vigilados por encargo del Julius Baer, negó
reiteradamente ser el autor de las filtraciones a los medios.
Donde sí que quedó clara la mano de este antiguo banquero fue en
Estrasburgo. Ese mismo año, Elmer denunció ante el Tribunal Europeo
de Derechos Humanos el secreto bancario de Suiza. Según argumentó
ante la corte, las leyes financieras del país permiten a las
instituciones financieras ocultar sus "delitos de cuello blanco"
como la evasión de impuestos. La principal conclusión a la que llegó
Elmer es que la impunidad que ofrece este marco jurídico y la
posibilidad que da a los testigos a guardar silencio en caso de que
se ponga en riesgo el secreto bancario hacen imposible un juicio
justo. Además, se comprometió a presentar ante el Tribunal
documentación que prueba que el banco para el que trabajaba era
consciente de que estaba facilitando la comisión de un delito
fiscal.
No obstante, mientras su denuncia en el Tribunal de Derechos
Humanos se ha quedado en un limbo judicial, su antiguo jefe le ha
denunciado por robo de documentación sensible ante la Justicia
suiza, que quiere extraditarlo al país para ser juzgado. El propio
Elmer ha anunciado que abandonará el exilio para comparecer ante la
justicia de su país este año. El caso de Julius Baer contra
Wikileaks fue archivado en 2008. Fuente
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