Sabíamos que el instinto maternal es poderoso, pero... miren la
historia de esta mujer. Si la ves paseando por el parque, esta
británica de 38 años se parece a cualquier otra madre del barrio,
empujando un carrito de bebé por los caminos y buscando el sol del
otoño. Pero esta mujer no lleva un bebé con ella. Lo que está dentro
de las mantitas del cochecito es una muñeca de plástico
increíblemente realista.
Ashleigh Kirby compró al bebé de plástico (llamados "reborn" por
su gran fidelidad a los bebés reales)
por 250 libras, unos 290 euros, a
través de Internet. Ashleigh ya era madre de Becky, que
ahora tiene 12 años… Por lo visto, quería a toda costa tener más
familia, pero cuando se separó de su pareja sintió que la
posibilidad se le desvanecía. Y se quedaba sola con Becky...
Por esa misma razón, había pensado en adoptar. Pero, según ha
contado al Daily Mail, le parecía inalcanzable y complicadísimo
realizar todo el proceso administrativo de adopción siendo una mujer
divorciada. Le dio "pereza". Conoció a estos muñecos "reales" a
través de una vecina, y no dudó en pedir uno.
Se considera una mujer demasiado maternal, y le hacía falta un
bebé para seguir adelante con su vida. El muñeco imita a la
perfección a un recién nacido y ella lo trata como tal en todos los
sentidos. Tiene, por supuesto, un nombre de persona: se llama Finley
y es niño. Lleva seis meses en la casa y es, en todo, uno más de la
familia.
Duerme en su propia cuna (tamaño normal) y tiene un armario
especialmente comprado para él. La mujer sale con él de paseo o
hacer recados, le cambia a menudo los pañales y se gasta una buena
cantidad de dinero en ropitas propias del muñeco.
Así que Ashleigh pasea a su bebé
de plástico hecho del modo más realista posible y se siente madre
una vez más. Cuando alguna mujer se aproxima al carrito,
esta asume que es real (aunque debe ser extraño no oírlo llorar
nunca). Esta británica ha dicho que, cuando llegó el nuevo bebé,
sintió el mismo tipo de lazo sentimental que tuvo con su hija cuando
nació, y ella se comporta con el muñeco como tal.
Sin embargo para Becky, su hija, no ha sido tan sencillo. Admite
que, en la escuela, ha ocultado la existencia de "su nuevo hermano"
a los compañeros de clase y piensa que la obsesión que muestra su
madre es algo "rara". Es más, ha declarado que se siente algo
descuidada, que su madre no le hace el mismo caso que antes de tener
(de comprar) al nuevo bebé.
Todavía hay algo más: la mujer está "esperando" un nuevo bebé,
esta vez ha encargado un muñeco niña.