Canadá se convirtió hoy en el primer país que se retira del
Protocolo de Kioto tras su ratificación, un día después del fin de
la cumbre de Durban, ante la imposibilidad de cumplir con sus
compromisos y mantener el desarrollo de sus yacimientos
petrolíferos.
Recién llegado de la ciudad surafricana
de Durban, donde se celebró la cumbre de la ONU sobre el cambio
climático, el ministro de Medio Ambiente de Canadá, Peter Kent,
anunció que 'invocamos nuestro derecho legal para retirarnos
formalmente de Kioto.
Kent justificó la decisión porque Canadá no cumplirá en 2012 con
la reducción de emisiones acordada en el tratado, un 6 % por debajo
de las de 1990, y para evitar 'la transferencia a otros países' de
14.000 millones de dólares canadienses.
Kent insinuó que esa cifra es la cantidad que Canadá tendría que
pagar en multas en caso de permanecer en Kioto y a la vista de que
en mayo, su departamento calculó que a finales de 2012 las emisiones
serán un 28,8 % superiores a las de 1990.
Según el artículo 27 del Protocolo de Kioto, los países que lo
han ratificado tienen que comunicar por escrito la retirada un año
antes de la finalización del periodo de cumplimiento, por lo que
Ottawa tenía hasta el 31 de diciembre para anunciar su decisión.
Keith Stewart, de la organización medioambiental Greenpeace,
declaró que la decisión de Canadá es 'una desgracia' y negó que
Canadá estuviese obligada a pagar multa alguna por su
incumplimiento.
Según Stewart, Canadá podría haber cumplido con los objetivos de
Kioto comprando emisiones por valor de 7.000 millones de dólares
canadienses, no los 14.000 millones de dólares señalados por el
Gobierno en Ottawa.
Kent dijo durante una rueda de prensa que 'el Protocolo de Kioto
no representa el camino hacia adelante para Canadá' y que el acuerdo
negociado a finales de la década de los años noventa es un
'impedimento' para luchar contra el cambio climático.
Bajo Kioto, según Kent, Canadá tendría que adoptar medidas
'radicales e irresponsables' -como reducir vehículos o el uso de
calefacción- o pagar miles de millones de dólares en multas.
Kent también dijo que Kioto es el 'incompetente legado' del
anterior Gobierno canadiense -del Partido Liberal- pero confirmó que
desde que el Partido Conservador del primer ministro, Stephen
Harper, llegó al poder en 2006, Ottawa no ha tenido intención de
implementar el tratado.
Según el Gobierno de Harper, la implementación de Kioto habría
supuesto retirar de las carreteras todos los vehículos que circulan
o eliminar la calefacción de cada edificio del país.
'Ese es el coste de Kioto para los canadienses', continuó Kent.
Pero Stewart señaló que la decisión del Gobierno canadiense,
aunque esperada desde hace algún tiempo, 'es un insulto a los países
en desarrollo, que uno de los países más ricos del mundo no cumpla
su compromiso'.
Harper y el Partido Conservador, cuyo base ideológica se
encuentra en la provincia de Alberta y la ciudad de Calgary, el
centro del sector petrolífero del país, han señalado desde hace años
que el desarrollo de los yacimientos de crudo son esenciales para el
futuro económico de Canadá.
Antes de llegar al poder, Harper también calificó al Protocolo de
Kioto de 'plan
socialista' para trasvasar riqueza de los países desarrollados a los
que están en vías de desarrollo.
Según Stewart, la salida de Kioto se produce para no dañar el
sector petrolífero.
'Las arenas bituminosas se han convertido en la fuente de
emisiones de gases con efecto invernadero de más rápido crecimiento.
Este Gobierno está diciendo que quieren expandir las arenas
bituminosas a cualquier precio', dijo Stewart.