Ayer, los talibanes condenaron la "acción bárbara" cometida por
los "salvajes estadounidenses" contra
ciudadanos "indefensos",
en su mayoría mujeres y niños,
que "no planteaban ninguna amenaza para ellos, ni militar ni de
seguridad", por lo que ya prometieron una "venganza".
"El Emirato Islámico garantiza a los familiares de las víctimas
que, con la ayuda de Alá, se vengará a los invasores y a los
salvajes asesinatos de todos y cada uno de los mártires y que
recibirán un castigo por sus acciones bárbaras", advirtieron.
Además, criticaron que, en caso de que sea cierto que
el autor de la masacre es un enfermo mental, supondría que
el Ejército estadounidense "está armando a lunáticos en Afganistán
que vuelven sus armas contra
afganos indefensos sin pensárselo dos veces".
Tanto el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, como el
secretario de Defensa, Leon Panetta, han defendido la versión de que
un solo soldado estadounidense abandonó de madrugada la base militar
de Zangabad y se dirigió al cercano pueblo de Panjwai, donde entró
en varias casas y masacró a sus habitantes, todos civiles.
No obstante, otra versión, proporcionada por testigos afganos,
señala como autores de la masacre a
un grupo de "soldados estadounidenses borrachos" que, tras
acribillar a las víctimas, incineraron sus cuerpos para hacer
desaparecer las pruebas del delito.