Los investigadores han descubierto en ratones que
un gen anticáncer combate también
la obesidad. Este hallazgo podría abrir el camino para
encontrar nuevas opciones terapéuticas contra el cáncer, pero
también contra la obesidad e incluso contra el proceso de
envejecimiento.
Este equipo del CNIO, liderado por Manuel Serrano, ha demostrado
también que un compuesto sintético, desarrollado dentro del centro,
produce los mismos beneficios
antiobesidad en animales que el gen estudiado. Su trabajo
aparece publicado en la revista
Cell Metabolism.
Cáncer, envejecimiento y obesidad
Esos avances, logrados tras cinco años de trabajo, añaden peso a
una hipótesis que está ganando adeptos entre los investigadores en
este campo: que el cáncer y el envejecimiento, y ahora también la
obesidad, son todas manifestaciones del mismo proceso global que se
desarrolla en el cuerpo a medida que sus tejidos
acumulan más daño del que los
mecanismos naturales de reparación son capaces de manejar.
"Lo que hemos visto es que los genes supresores de tumores
no sólo protegen contra el cáncer,
también contra el daño que acumula el cuerpo con el tiempo", explica
Serrano.
Para Manuel Serrano, a la vista de sus investigaciones
sería posible imaginar una píldora
(con los mismos efectos que una dosis extra del gen Pten) "que
active los supresores tumorales o que haga que quememos el exceso de
nutrientes".
Las virtudes del gen Pten
El equipo de Serrano se propuso averiguar si el gen Pten,
uno de los cuatro genes anticáncer
más potentes, podría estar vinculado a otro efecto
beneficioso, sobre todo a la longevidad. Para ello, crearon ratones
transgénicos con el doble de los niveles estándar de proteína Pten.
Los animales, como se esperaba,
mostraron ser más resistentes al cáncer que sus compañeros
no transgénicos. No es que los ratones murieran de cáncer más tarde,
sino que aquellos que nunca desarrollaron cáncer también vivían más
y mostraba
n
menos síntomas de envejecimiento.
La "verdadera sorpresa", según señalan los autores, fue que los
ratones con doble dosis de Pten
eran significativamente más delgados (un 28% de media) que
el resto, incluso cuando comían más. Eran además más sensibles a la
hormona insulina, por lo que presentaban menos riesgo de desarrollar
diabetes, y sus hígados resistían mejor que los normales una dieta
rica en grasas.
La explicación está en la grasa
marrón; en la capacidad de Pten para activar la grasa
marrón (un tejido que ayuda a quemar la grasa acumulada) lo que
explica la delgadez de los ratones que portaban copias extra de este
gen. Los investigadores vieron que se podía lograr ese mismo efecto
en células de grasa marrón cultivadas in vitro.