El 22 de septiembre se anunciaron los cambios en los perfiles de
Facebook. Acceder al timeline, inicialmente traducido al
español como “biografía”, era un privilegio reservado para los
desarrolladores, después pasó a ser opcional y en pocos días será
obligatorio. De hecho, la red social más grande del mundo va con
cierto retraso con respecto a sus planes.
Tras Suecia e Italia, España es el siguiente país en la lista
para implantar por completo esta novedad cuyos resultados son
irreversibles. Facebok da, eso sí, una semana de gracia para que
cada cual añada, modifique o quite lo que crea conveniente antes de
que nuestros contactos, amigos en la nomenclatura de la red social,
puedan verlo.
Primero comenzaron como comentarios en blogs, fotos y quejas en
los muros.
Una encuesta realizada por Sophos dentro del propio servicio a
más de 4.000 usuarios pone en evidencia el disgusto de los usuarios.
El 51% confiesa estar preocupado por los cambios. Un 32% dice no
saber por qué todavía están en Facebook. El 8 % asume los cambios y
considera que lo seguirá usando quede como quede. Solo 7,96% dice
que le gustan. La polémica llega justo en la misma semana en que se
supone que Facebook anunciará su salida a bolsa con una valor
estimado muy superior al que tuvo Google en su momento.
Los cambios
La página de entrada, en la que aparecen por orden cronológico
las actualizaciones de los amigos no cambia, se mantiene como están.
Al ir al perfil de cada uno sí, pasa a convertirse en algo más
parecido a una revista. Para empezar, antes de ningún dato personal,
aparece una foto a todo lo ancho a modo de frontis. Muchos han
optado por un paisaje, su escritorio o un fondo más o menos cómico
con el que se identifican. En el lado inferior izquierdo de esta
foto se reserva un pequeño cuadro para poner la foto de perfil, la
de siempre. Aquí lo más habitual es encontrar o bien una de tipo
carnet o bien una de la infancia.
Las acciones con respecto al diseño anterior son más directas y
sencillas. Se hace clic y se cambia, sin más esperas o recovecos.
Debajo de esta cabecera, a la izquierda, hay cuatro líneas de
información, muy directa con información sobre estudios, lugar de
nacimiento, trabajo y residencia. Facebook se hace retroactivo. Se
pueden publicar hechos acontecidos antes de que el propio Facebook
existiera. Paradójico y curioso a la vez. Incluso antes de que
Zuckerberg viniera al mundo.
A la izquierda, con fotos en miniatura se encuentra un acceso
directo a las páginas que nos gustan, los amigos más cercanos y los
lugares visitados. Son atajos para ir directamente a lo que más se
consulta. El verdadero cambio comienza debajo, en la biografía,
aunque se suele llamar timeline, su nombre original en
inglés. Facebook transforma nuestra vida en una revista con un eje
central que funciona como hilo temporal. La posibilidad de poder
añadir eventos con carácter retroactivo es uno de los factores que
más ha enfadado a los usuarios que no quieren recibir como novedoso
algo que hicieron sus amigos en el pasado.
Entre las ventajas está precisamente eso, poder rememorar a
cualquier acontecimiento compartido con alguien en pocos segundos,
basta con mover el cursos en la línea central que hace de hilo
temporal para llegar al momento deseado.
Desde el nacimiento al día que se cambió de escuela, domicilio o
se sufrió un accidente. Aquí también se encuentra dificultades.
Nadie usa ahora Facebook como hace unos años, cuando solo se contaba
con un puñado selecto de amigos. ¿Se deben borrar las fotos de
aquella cena de Navidad? ¿Cambiar sus términos de consulta? Puede
decirse que la consulta de contenido del pasado es mucho más
directa.
Los que se mantegan sin imagen de perfil o fotografía alguna
encontrarán vacío el hueco tanto de portada como la inferior.
Aplicaciones en 'timeline', la última novedad
Pocos días antes de que estallara la polémica, la red social con
más de 800 millones de usuarios activos lanzó nuevos cambios
enfocados a enriquecer la experiencia con
aplicaciones en el timeline. Carl Sjogreen, jefe de
producto, fue el designado para
explicarlo en el blog oficial: “Las aplicaciones de la biografía
son actividades que quieres compartir con amigos. Tú eres quien
elige cuándo añadir una aplicación y quién la puede ver. Y después
de añadirla, siempre puedes borrar comentarios directamente desde tu
biografía o puedes editar y cambiar tus preferencias desde el
Registro de Actividad situado bajo la portada de la biografía”.
Las aplicaciones funcionan solo una vez que se ha activado la
mejora y son más de 60. Además de dar colorido sirve para leer y
compartir noticias de medios de comunicación. También para poner
anotaciones y publicar
sobre lo que se escucha en Spotify o SoundCloud.
Los amantes de la comida disfrutarán con Food Spotting y Urban
Spoon. Para los que quieren ponerse en forma (y presumir de ello)
cuenta con Run Keeper y Map my Fitness.
Se espera que, cuando el despligue se complete en España, se
desvelen las aplicaciones locales. ¿Los cambios son para tanto?
Seguramente,no, pero en las redes sociales como Twitter, el disgusto
por los mismos de muchos internautas es evidente. Se mantiene la
esencia y funcionamiento habitual, pero con una interfaz en los
perfiles que da mayor relevancia a las fotos. Si Facebook no
cambiase nunca se le acusaría de inmovilismo, de ausencia de
novedades, de falta de creatividad. Al mismo tiempo, sus periódicos
cambios causan fatiga al internauta que tiene que aprender nuevas
rutinas de empleo. Se echa en falta, quizá, una versión intermedia.
El Centro de Información sobre Privacidad Electrónica (EPIC),
tras anunciarse los cambios, pidió a la Comisión Federal de Comercio
que
se investigue la función biografía para comprobar que no vulnera
la normativa sobre privacidad. Preocupa que la información que se
encontraba archivada y de difícil acceso, pueda estar disponible y a
la vista.