Irlanda pone a
la venta sus bancos
Si el primer ministro irlandés, Brian Cowen, pensó en
algún momento que el final de la crisis llegaría con la petición del
rescate a la eurozona y el Fondo Monetario Internacional, ya debe
haber constatado que sucede todo lo contrario: esto es solo el
principio. El Gobierno irlandés se tambalea. Irlanda ha puesto sus
bancos a la venta. Y los mercados no dan tregua: el rescate no ha
servido para calmar la prima de riesgo irlandesa -ni el contagio a
países como Portugal o España- por la elevada incertidumbre que
rodea a la política, a la economía, al rescate europeo y al sistema
financiero irlandés.
"En lo que a mí respecta todos los bancos están a la venta", ha
dicho hoy el gobernador del banco central, Patrick Honohan. "Durante
años he defendido que los países pequeños deben tener capital
extranjero en sus bancos", ha añadido antes de defender nuevas
pruebas de esfuerzo para determinar el agujero real del sistema
financiero. La banca necesita nuevas inyecciones de capital de
inmediato: los colchones de provisiones son insuficientes, ha
asegurado Honohan. Y los mercados han recogido el guante con una
fuerte sacudida: las acciones de los dos grandes bancos que aún no
han sido totalmente nacionalizados, el AIB y el Bank of Ireland, han
caído en torno al 30% tras esas declaraciones.
Los incendios acechan en todos los flancos. En el plano político.
El Taoiseach (primer ministro) Cowen se reunirá esta noche con
varios disputados críticos de su propio partido -el liberal Fianna
Fail, en el poder desde 1997- tras haber anunciado la convocatoria
de elecciones anticipadas una vez se aprueben el plan de austeridad
y los presupuestos, en diciembre, para no poner en peligro el
rescate europeo. Pero en la arena política irlandesa hay ahora mismo
una cacofonía de voces que reclaman la cabeza de Cowen de inmediato,
sin necesidad de aprobar las cuentas. En su propio partido, en su
coalición de Gobierno y en la oposición. El Sinn Féin ha anunciado
que pretende lanzar una moción de censura, aunque de momento no
cuenta con el apoyo del resto de la oposición, los laboristas y el
Fine Gael. La presión sobre Cowen en enorme.
La prueba de fuego para el primer ministro llegará mañana, con la
aprobación del plan de recortes, que incluirá tanto un tijeretazo
del gasto público (con despidos de funcionarios, recortes en el
salario mínimo y en las prestaciones sociales) como subidas de
impuestos. El paquete para reducir el déficit puede lastimar un poco
más su ya de por sí exigua popularidad en este momento. El Fondo
Monetario Internacional ha indicado hoy por dónde van a ir los
tiros: reclama la citada rebaja del salario mínimo (el segundo mayor
de Europa con casi 1.500 euros mensuales, a razón de 8,6 euros por
hora) y una reducción de las prestaciones por desempleo al estilo de
lo que han aprobado recientemente los británicos. A diferencia de lo
que ocurre en España, esa prestación no se acaba con el tiempo: los
parados cobran un subsidio de unos 200 euros semanales sine die,
en función de sus circunstancias personales o familiares.
Cowen retrasa las elecciones
El Taoseach (primer ministro) irlandés, Brian Cowen, del
liberal Fianna Fail, ha avanzado esta tarde que las
elecciones legislativas serán, con toda probabilidad, en
febrero. Esto se debe a que la aprobación de los
presupuestos para 2011, cuyo recorte está cantado -de él
depende el rescate financiero- se efectuará el próximo 7 de
diciembre, y no antes, tal y como reclama en bloque tanto la
oposición como los amigos del Fianza Fail (el Partido
Verde). Enda Kenny, del opositor Fine Gael, había
solicitado que las cuentas se publicasen la próxima semana.
Así habría tiempo para celebrar los comicios en enero. Pero
Cowen ha respondido que no, que el Parlamento se disolverá
cuando los presupuestos se voten, y que éstos se votarán a
comienzos de diciembre. El plan de choque contra el déficit
será formalmente presentado el próximo miércoles.
Kenny ha criticado el intento de Cowen por "mantener el
poder a toda costa". Éste resiste a sus socios ecologistas,
al Fine Gael (con quien se turna en el poder desde hace más
de medio siglo), y a los emergentes Partido Laborista y, aún
más a la izquierda, Sinn Feinn.
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