El cannabis
daña el ADN
Investigadores del Reino
Unido han descubierto indicios de que fumar cannabis puede provocar
daños en el ADN humano hasta tal punto que podría llegar a aumentar
el riesgo de sufrir cáncer. Los descubrimientos, publicados en la
revista Chemical Research in Toxicology, son el resultado de la Red
de Excelencia ECNIS («Riesgo de cáncer producido por el entorno, la
nutrición y la propensión personal»), financiada con 11 millones de
euros a través del área temática «Calidad y seguridad de los
alimentos» del Sexto Programa Marco (6PM). La red se creó con el fin
de estudiar de qué manera influyen los factores dietéticos y
hereditarios en el riesgo de padecer cáncer provocado por el
entorno.
En este
estudio se empleó una nueva técnica de cromatografía líquida
acoplada a espectrometría de masas tándem de gran sensibilidad para
observar la formación de compuestos causantes de cáncer en ADN de
timo de ternera expuesto in vitro a humo de cannabis. Los resultados
indicaron que el cannabis produce daños en el ADN en condiciones de
laboratorio.
Los efectos negativos y positivos del
consumo de cannabis son objeto de un acalorado debate desde hace
décadas. Su uso se remonta a varios siglos atrás y era habitual en
múltiples culturas antiguas. En la actualidad se fuma en todo el
mundo como método de relajación y se utiliza en la medicina
tradicional china e india.
«Normalmente se fuman con fines
recreativos ciertas partes de la planta Cannabis sativa, también
conocida como marihuana, cáñamo y por otros muchos nombres
pertenecientes al argot, a pesar de que su empleo para estos
menesteres es ilegal en muchos países», explicó el Dr. Rajinder
Singh de la Universidad de Leicester, que dirigió el estudio.
«Se han realizado muchos estudios
sobre la toxicidad del humo del tabaco», añadió. «Se sabe que el
humo del tabaco contiene 4.000 sustancias químicas, 60 de las cuales
están clasificadas como cancerígenas. El cannabis, por el contrario,
no ha recibido tanta atención científica. Es menos combustible que
el tabaco y a menudo se mezcla con éste durante su consumo. El
cannabis contiene 400 compuestos, 60 de ellos canabinoides. No
obstante, debido a su menor combustibilidad contiene un 50% más de
hidrocarburos policíclicos aromáticos cancerígenos que el tabaco
como por ejemplo naftaleno, benzantraceno y benzopireno.»
Es bien sabido que las sustancias
tóxicas del tabaco pueden producir cáncer de pulmón y de otros tipos
y, además, dañar el ADN, pero no estaba tan claro en relación con el
hecho de fumar cannabis. El estudio se centró en el acetaldehído,
una sustancia tóxica que se encuentra tanto en el tabaco como en el
cannabis.
La capacidad del humo del cannabis
para dañar el ADN tiene graves implicaciones para la salud humana.
Otro problema relativo a su consumo radica en que los fumadores de
cannabis suelen inhalar el humo con más intensidad que los fumadores
de tabaco, con lo que se agrava el efecto tóxico para el sistema
respiratorio. «Fumar de tres a cuatro cigarrillos de cannabis al día
se asocia al mismo grado de daño a las membranas mucosas de los
bronquios que el producido por veinte cigarrillos o más de tabaco al
día», afirmaron los investigadores.
«Estos resultados aportan pruebas de
la capacidad del humo del cannabis para dañar el ADN, lo que indica
que su consumo puede ser perjudicial para la salud humana y
favorecer el desarrollo de cáncer», se lee en el estudio. «Los datos
obtenidos en este estudio, que resaltan el potencial nocivo del humo
del cannabis para el ADN, ponen de relieve la necesidad de regular
de forma estricta su consumo para limitar el desarrollo de
consecuencias perjudiciales para la salud como el cáncer», concluyen
los autores.
Al estudio también contribuyó el
proyecto NewGeneris («Desarrollo y aplicación de biomarcadores de la
exposición a sustancias químicas inmunotóxicas y genotóxicas a
través de la dieta y biomarcadores de efectos tempranos, mediante
biobancos y cohortes compuestas por el binomio madre-hijo»),
financiado con 13,6 millones de euros mediante el 6PM. Su objetivo
consistió en estudiar la influencia de estas sustancias sobre el
riesgo de los niños de padecer cáncer y otras enfermedades como
consecuencia de la exposición materna durante el embarazo a
compuestos de la dieta con propiedades cancerígenas e inmunotóxicas.

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