156 muertos en protestas
de musulmanes en China
Las protestas violentas
registradas ayer en la capital de la región centroasiática de
Xinjiang han dejado 156 muertos y más de 800 heridos hasta el
momento, según informa hoy la agencia de noticias oficial de China.El comunicado de Xinhua, un día
después de que un número indeterminado de uighures (musulmanes de la
región noroccidental china) se enfrentaron a la policía en la
capital provincial, Urumqi, no
especificó de qué etnia fueron los fallecidos, aunque sí
dijo que el recuento de víctimas "va en aumento".
Algunas fuentes indican que el número
de participantes en los disturbios superó los tres millares. De
confirmarse las cifras, las protestas serían las revueltas étnicas
más sangrientas en China desde el final de la Revolución Cultural
(1967-1977).
En marzo de 2008, y según el recuento
oficial del gobierno, 18 personas fallecieron en Tíbet entre los
enfrentamientos de tibetanos y la población han (la etnia
mayoritaria en China), aunque fuentes tibetanas multiplican por diez
esta cifra. En febrero de 1997 y durante semanas también se
registraron disturbios en la localidad de Yining (también en
Xinjiang) que se saldaron con entre 70 y 80 fallecidos, siempre
según cifras oficiales.
Las protestas comenzaron ayer por la
tarde en la zona cercana al Gran Bazar, en pleno centro de Urumqi,
con una sentada pacífica
que pedía una investigación por la muerte de dos uighures durante
una pelea con chinos 'han' (la etnia mayoritaria en el país) en una
fábrica juguetera del sur del país.
Los manifestantes bloquearon el tráfico, quemaron
varios vehículos y atacaron a viandantes,
según la agencia Xinhua, provocando la muerte de varios chinos
'han'. Activistas uighures en el exilio y grupos de apoyo en el
extranjero también habían informado de muertes entre los
manifestantes, que fueron dispersados con porras eléctricas y
disparos al aire por parte de las fuerzas de seguridad.
Xinjiang es la región noroccidental
de China, encrucijada entre Asia Central y Oriental,
donde Pekín ha hecho patente su
influencia económica y política entre una población que se
siente poco identificada con el resto del país. Más de ocho de los
20 millones de habitantes de Xinjiang son uighures, turcohablantes y
musulmanes con una fuerte identidad cultural. No obstante, en la
capital, donde ocurrieron los hechos el domingo, la emigración de
chinos 'han' ha superado a la población originaria.
A pesar del desarrollo que China dice
haber llevado a una región muy atrasada,
algunos uighures no ocultan su
descontento por la dominación de los recursos o los límites al
ejercicio de la religión y hasta piden abiertamente la
independencia de la región, una aspiración que sólo de forma
esporádica han expresado de forma violenta.
El año pasado, en vísperas de la
celebración de los Juegos Olímpicos en Pekín, comisarías de policías
y puestos de militares chinos sufrieron ataques con explosivos o
bombas, los más sangrientos en años y atribuidos por Pekín a células
de uighures separatistas.
Los disturbios del domingo comenzaron
al parecer cuando cerca de 300 individuos que llevaban a cabo una
sentada en la plaza principal de la capital rehusaron dispersarse.
Los manifestantes, cuyo número fue aumentando de forma progresiva,
pedían una investigación por la pelea producida días antes entre
trabajadores uighures y 'han' en una fábrica juguetera del sur del
país.
La pelea del 25 de junio comenzó con
la acusación de que varios trabajadores uighures habían violado a
dos compañeras 'han', un rumor aparentemente inventado por otro
operario despedido y que fue detenido por las autoridades. Según el
recuento oficial, cerca de 600
trabajadores se enfrentaron en los dormitorios de la factoría,
donde dos personas murieron y otras 118 resultaron heridas. Los
vídeos de la reyerta muestran a cientos de personas apaleando a
otros trabajadores.
El domingo, en Urumqi, la policía
efectuó detenciones, aunque la cifra variaba a última hora según las
fuentes. Dilxat Raxit, portavoz del Congreso Mundial Uighur, un
órgano exiliado con sede en Alemania, los cifró en un centenar,
mientras que el responsable de la Asociación Uighur de Japón, Ilham
Mahmut, apuntaba a más de 300 individuos. Ambas fuentes afirmaron
haber recibido informes desde la capital de Xinjiang que hablaban de
muertes, aunque esta información no pudo ser contrastada.
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