Ahora Letizia está casada con un rey. La inviolabilidad adquirida por Felipe VI hace que sea imposible que Doña Letizia pueda pedir el divorcio de su marido. Si llegase el día en que la reina quisiera interponer una demanda de divorcio, ésta quedaría paralizada, no prosperaría, por la condición de inviolabilidad del rey.
Cualquier demanda que presente cualquier persona no podrá ser tramitada. Ni aunque la presente la reina. Me explican los expertos en este tema que esto ocurriría así, porque aunque la inviolabilidad se pensó en su origen para temas penales, después se amplió a temas también civiles. Vamos que si llegasen malos, o muy malos, tiempos para el matrimonio Real, el divorcio solo sería posible si Felipe VI está de acuerdo. Solo se podría romper el matrimonio si lo decide el rey o hay mutuo acuerdo. En esto Letizia, la reina, se ha quedado con las manos atadas.
En el caso de Felipe VI ocurre al revés. Felipe tiene ahora más fuerza, mucha más fuerza. No solo sin su acuerdo no sería posible el divorcio, sino que si fuese él quien lo solicitase lo obtendría sí o sí. Eso me añaden los expertos, que en el hipotético caso que el rey presentase una demanda de divorcio contra la reina, se admitiría siempre.
Estos son los datos, pero lo cierto es que desde que son reyes nadie habla ya de crisis en su matrimonio. Resulta curioso que, hace dos ratos, cuando todavía eran príncipes, muchos veían con rápida facilidad fisuras, y hasta grietas, en la pareja. Resulta curioso que muchos, o casi todos, de los que apostaban por la crisis entre los príncipes, son los que ahora todos les ven más enamorados que nunca. La percepción ha cambiado en dos tardes. Me resulta muy curioso.
Y yo creo que a los reyes también debe llamarles esto la atención. Puestos entonces en que es de consenso que están más enamorados que nunca, hablar de un posible, o un futuro, divorcio es adelantarse en exceso, lo sé, pero siempre es bueno tener los datos a mano. Pues eso. Fuente: Yahoo