El papa Francisco celebró este martes su 77º cumpleaños desayunando con cuatro vagabundos.
La sala de prensa del Vaticano, que desde que llegó Jorge Mario Bergoglio hace ahora nueve meses no tiene un día de sosiego, difundió un par de fotografías del encuentro, en las que se ve a tres de los hombres sin hogar —uno de ellos con su perro en brazos— junto al Papa y al Limosnero Pontificio, el polaco Konrad Krajewski, que es quien los seleccionó en un barrio cercano a la Santa Sede y los invitó a desayunar en la residencia de Santa Marta.
El Papa ha dicho en varias ocasiones que desea «una Iglesia pobre para los pobres» El gesto del papa Francisco no extrañó, por cuanto ya es costumbre que en todos sus desplazamientos — Lampedusa, Cerdeña, Río de Janeiro o Asís— reserve un espacio de tiempo significativo a hablar o compartir la comida con los más desfavorecidos, ya sean inmigrantes sin documentación, enfermos, presos o, como en este caso, personas sin hogar.
Es verdad que la fotografía puede causar perplejidad —las miradas de embarazo de tres hombres golpeados por la vida ante la presencia del Papa— y tal vez pudiera resultar chocante con otro protagonista —“tú, cuando des limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha (Mateo 6,1-18)”—, pero no en Jorge Mario Bergoglio.
Desde mucho antes de ser elegido Papa, ya como arzobispo de Buenos Aires, el cardenal argentino ha utilizado su fuerte personalidad para poner el foco mediático sobre la tragedia de la desigualdad.
Ya son muchas las intervenciones en las que ha cargado con palabras duras contra los líderes políticos y económicos que con sus decisiones favorecen la desigualdad, pero también contra “los cristianos de doble vida” que con una mano dan limosna a la Iglesia y con la otra defraudan al fisco o se prestan al soborno: “Se merecen —lo dice Jesús, no lo digo yo— que les pongan al cuello una piedra de molino y los arrojen al mar”.
Desde el día siguiente a su elección como Papa, Jorge Mario Bergoglio insiste cada dos por tres en que desea “una Iglesia pobre para los pobres”. Su decisión de desayunar en el día de su cumpleaños con cuatro desheredados no parece, por tanto, una pose, una imagen para la galería, sino un compromiso con quienes, por no tener, no tienen un techo que les cobije. Fuente: El pais