La Comunidad Valenciana es un quebradero de cabeza para Mariano Rajoy casi desde que estalló el caso Gürtel, que inmediatamente implicó a Francisco Camps. Pero ahora se suma un temor real de la cúpula del PP por la posibilidad de perder una plaza emblemática, que arrebató al PSOE en 1995 Eduardo Zaplana. El cierre de Canal 9 desató ayer la alarma en la calle Génova, en el Gobierno y en el propio PP valenciano, que cada vez ven más posible la pérdida de la Generalitat y del Ayuntamiento de Valencia, dos joyas de la corona del PP. Ya se empezó a vislumbrar antes del verano y ahora se coloca en el centro del debate interno. Expertos demográficos del partido insisten en que aún queda mucho tiempo, un año y medio, pero lo cierto es que las encuestas, tanto las internas, de antes del verano, como la última de EL PAÍS, que preocupó mucho en Génova 13, dan por perdidas estas dos plazas. El PP prepara ahora una encuesta más a fondo para tomar decisiones. En Génova también preocupa lo que pueda pasar en la Comunidad de Madrid, en manos del PP asimismo desde 1995, y el Ayuntamiento de la capital. Y la sangría de votos en Andalucía, con una crisis del PP no resuelta, también inquieta a muchos dirigentes. Sin embargo, ahora todos los ojos están puestos en la Comunidad Valenciana, donde se considera que el incendio es mucho mayor. Madrid y Comunidad Valenciana entran en riesgo real para la formación Todos en el PP reconocen que Alberto Fabra, el actual presidente, que no fue elegido en las urnas sino designado por Rajoy ante la dimisión de Camps por el caso Gürtel, ha recibido una herencia envenenada. Rajoy siempre defendió la gestión de Camps, pero ahora en el PP está instalada la idea de que el expresidente hizo muchas cosas muy mal. En privado ya nadie le defiende. Y se ve a Fabra con cierta compasión por la papeleta que le ha tocado jugar. De momento no parece que el PP esté trabajando por buscarle un sustituto. No hay ninguno claro, sería un proceso muy complejo y la eterna alternativa, Rita Barberá, está también muy tocada en las encuestas —tanto, que se teme por la alcaldía— y enfrentada a Fabra. Barberá está además implicada en el caso Nóos, lo que complica aún más su imagen, aunque finalmente no ha sido imputada. En este momento no hay, pues, movimientos para cambiar a Fabra, aunque en el futuro nada se descarta. Dependerá de la evolución de la situación y de las encuestas. más información La izquierda de la Comunidad Valenciana consolida su mayoría El fracaso de Fabra acaba con Ràdio Televisió Valenciana VÍDEO Fin de fiesta en Valencia En junio, Rajoy ya acudió a Valencia a socorrer a Fabra. “Sé las dificultades de todas las instituciones, la Generalitat, el Gobierno, los Ayuntamientos, porque hay pocos recursos y muchas necesidades, pero el PP en la Comunidad Valenciana va a seguir contando con la inmensa confianza de todos los ciudadanos”, dijo. Fabra no controla realmente el partido, aseguran varios dirigentes. Muchos, sobre todo los más cercanos a Camps, le miran con recelo. Tiene choques frecuentes con Barberá. Los fieles a Fabra insisten en que esta guerra interna ha remitido en los últimos meses. Lo cierto es que el presidente no se hizo con el control del partido ganando unas elecciones, llegó cuando Camps decidió finalmente dimitir antes que aceptar su culpabilidad en el caso Gürtel para evitar un juicio, como le pedía Rajoy. Fabra siempre ha tenido tensiones con buena parte de su grupo parlamentario, sobre todo con los 10 imputados. No los ha echado, pero les ha dejado claro que no repetirán, que no llevará imputados en sus listas. Además, Camps sigue allí, sentado en el hemiciclo como diputado. La tensión interna es tan fuerte que nadie descartaba ayer que Fabra se vea ante la tesitura de que una parte de su grupo no apoye la ley con la que liquidará Canal 9. Fuente: El País
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