En 1863, Édouard Manet causó un revuelo tremendo entre la sociedad parisina del momento al exponer su pintura ‘Almuerzo sobre la hierba’, en la que mostraba a dos jóvenes desnudas acompañadas de dos caballeros vestidos, en una escena que no era mitológica (única ocasión que se consideraba decorosa para la mojigata moral de la época).
Si la sociedad del momento reaccionó así ante una pintura que hoy apenas calificaríamos de erótica, no resulta difícil imaginar cómo podría haber recibido la mucho más explícita ‘El origen del mundo’, una pintura realizada tres años después por el provocador Gustave Courbet.
La obra de Courbet, que muestra un primer plano de un pubis femenino, fue creada para el disfrute privado del diplomático turco Khalil Bey, y más tarde fue cambiando de manos hasta acabar, ya en fechas más recientes, en el parisino Museo de Orsay, donde todavía causa asombro y provoca cuchicheos entre los visitantes que desconocen su existencia.
Aunque no había forma de demostrarlo, los historiadores del arte han creído durante muchos años que la modelo que posó para Courbet en tan insólito “retrato” era Joanna Hifferman, amante del pintor Whistler, y con quien el artista galo tuvo también un ‘affaire’.
Ahora, una exclusiva mundial publicada ayer por la revista francesa ‘Paris Match’ podría confirmar esta suposición. Lo más interesante de esta revelación es que no se produce a raíz del hallazgo de documentación desconocida hasta el momento, sino gracias al descubrimiento de una pintura que podría haber sido realizada también por Courbet.
La obra en cuestión, un pequeño lienzo de 41 por 33 centímetros, fue adquirida por un coleccionista privado –que por el momento ha preferido conservar su anonimato– en una tienda de antigüedades por un precio de 1.400 euros.
Convencido de que la pintura era de gran valor, su nuevo propietario comenzó a indagar sobre su autoría y, tras consultar a varios especialistas, un nombre comenzó a sonar con fuerza: el de Courbet. Ahora, tras más de dos años de pesquisas, uno de los mayores expertos en la figura de Courbet, el historiador del arte Jean-Jacques Fernier, cree que la pintura fue realizada por el pintor de Ornans.
Según Fernier, la pintura ahora desvelada y la expuesta en el Museo de Orsay podrían haber formado originalmente parte de una pintura mayor, que fue recortada y separada en dos lienzos distintos.
El historiador cree que el tono y los colores empleados en ambas pinturas podrían ser coincidentes, e incluso se habla del hallazgo de una firma oculta –con las siglas ‘GC’, de Gustave Courbet– bajo la oreja de la joven.
De confirmarse la hipótesis de Fernier, la pintura recién descubierta podría alcanzar un valor muy elevado –hasta 40 millones de euros, según ‘Paris Match’–. La cuestión, sin embargo, no parece tan clara para todos. El Museo de Orsay, por ejemplo, ha preferido no realizar comentarios hasta el momento, mientras que otros medios de comunicación franceses, como ‘Le Figaro’, destacan –negativamente– el hecho de que ningún otro historiador haya avalado la llamativa teoría. Parece que habrá que esperar, por tanto, a que nuevos estudios confirmen o desmientan la sorprendente hipótesis. Fuente
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