¡Caray, cómo está el clero! No voy a frivolizar con la peculiar Sor María, tan de actualidad durante los últimos meses, pero sí voy a denunciar aquí el comportamiento de una de sus hermanas, que ha faltado al séptimo mandamiento de la Ley de Dios: no robarás. Ojo, además lo ha hecho por puro egoísmo, creo, no al estilo de un Robin Hood que en vez de en el bosque de Sherwood se ocultara en un convento.
La secuencia es rápida y fue captada por las cámaras de seguridad de un supermercado. Una persona ataviada con un hábito de monja se acerca a las cámaras frigoríficas donde están colocadas las bebidas, abre una de ellas, agarra una cerveza, mira a su alrededor para cerciorarse de que nadie puede verla y la esconde entre su ropa. Luego se dirige a otra cámara y saca un botellín de agua. A continuación, vuelve al primer refrigerador y se lleva otra cerveza. Por último, desaparece de la escena dejando tras de sí la sensación de haber cometido un hurto menor.
Su acción, que ella creía de guante blanco, dista mucho de ser un golpe magistral por un descuido de “primero de Latrocinio”: asegúrate de que ninguna cámara te está grabando. Pero no somos nosotros quiénes para calificar la calidad del hurto, sino que lo que queremos es comentar el hecho en sí. Una monja tan sedienta de una cerveza bien fría que es capaz de sustraerla. No sé vosotros, pero yo ¡hasta puedo entender su desesperación por una doblemalta! Lo que no me cuadra es que sea tan mema (con perdón) de traicionar a su “jefe”, que es omnipotente y tiene el don de la ubicuidad, luego se va a enterar sí o sí de su mala acción.
Sor Birra (chascarrillo fácil, lo sé) se ha convertido en una estrella de YouTube, donde he encontrado el vídeo que os dejo para que veáis cómo ejecutó la obra por la que pasará a la posteridad. Amén. Fuente