La nueva herramienta contra esos kilitos de más es la metilcelulosa, un polvo blanco que se disuelve en agua fría y se convierte en gelatina cuando se calienta. Su textura es imperceptible, de manera que al mezclarse con los ingredientes naturales de un producto pasaría desapercibido al consumidor.
El estudio piloto que se presentó ante más de 14.000 científicos de todo el mundo en el congreso científico de la Sociedad Química Americana, demostró cómo un grupo de voluntarios redujeron la ingesta de calorías un 13 por ciento, sin pasar hambre, tras alimentarse con el ‘yogur saciante’.
Al permanecer más tiempo en el estómago y ante la temperatura corporal, el producto se gelatiniza antes de pasar al intestino delgado, transmitiendo una sensación de estar lleno. Este descubrimiento podría suponer el comienzo de una revolución en la industria dietética.
Aunque es la primera vez que se utiliza la metilcelulosa como un ingrediente saciante en los alimentos, este aditivo ‘anti-hambre’ se utiliza desde hace 50 años como un agente de unión en comidas preparadas y productos horneados.
«Pensamos que la metilcelulosa podría conseguir que la gente se sienta llena después de tomar pequeñas cantidades de alimento y puedan hacer dieta sin sufrir ansiedad por la comida», explica el Dr. Carsten Huettermann, de la firma alemana Dow Wolff.
No obstante, el descubridor del nuevo ingrediente explica que «el siguiente paso es estudiar si el ingrediente puede puede tener un impacto en el control de peso, entender integralmente los procesos que desencadena y sus implicaciones a largo plazo». Fuente