El seísmo se produjo en el mar, a unos
70 kilómetros de la costa de Sumatra y a una profundidad de unos
3.000 metros, con una magnitud que fue estimada en 8,7 grados en la
escala de Richter. Con esos datos en la mano, los expertos en
sismología de todo el mundo coincidían en que la llegada de un
tsunami era "cuestión de horas", aunque en realidad este
fenómeno no llegó a producirse.
Sí lo hizo, pero fue de forma tan
pequeña que no fue perceptible para la población. "Hemos
registrado aumentos de mareas de unos 23 centímetros en Sri Lanka,
la costa australiana y las Islas Maldivas, pero sólo perceptibles
sólo para los instrumentos de medición, no para la población",
aseguró a elmundo.es Emilio Carreño, coordinador de la Red Sísmica
española.
Habitualmente, los tsunamis se
producen cuando los terremotos tienen el epicentro en el mar, cuando
su magnitud supera los 5,5 en la Escala Richter y cuando la
profundidad a la que se produce ese movimiento no es muy grande,
generalmente menos de 30.000 metros, así que nadie puede explicarse
por qué ahora no se ha producido. Carreño baraja dos opciones: "O
bien porque el epicentro fuera a mucha mayor profundidad de
lo que pensamos, o bien porque el desplazamiento vertical de la
falla, que en el terremoto del 26 de diciembre fue de 12 metros,
haya sido mínimo", sostiene.
Aunque sigue siendo
científicamente imposible predecir con exactitud el lugar y
fecha en que se va a producir un seísmo, los científicos esperan
extraer información valiosa del producido para poder trabajar en
este sentido. "De momento, todas las tareas que se realizan van por
el camino de la prevención, porque de momento es lo único que
podemos hacer. Hay que seguir investigando", asegura.
Precisamente por el hecho de que el
epicentro esté bajo el agua complica muchísimo el estudio del
seísmo. "El fondo marino es muy difícil de analizar, y además
la profundidad del epicentro es el parámetro más importante para
determinar si se van a producir o no tsunamis, por eso en este caso
estamos desconcertados", dice Carreño.
Tras el seísmo, se han producido
centenares de réplicas, algunas de ellas de fuerte magnitud. Las
mayores detectadas por los centros sismológicos han sido una con
epicentro cerca del norte de la isla de Sumatra; otra que alcanzó
una magnitud de 6 en la escala Richter y su epicentro se localizó
muy próximo al de la anterior; y una última que llegó a una magnitud
de 5,9.
Según informó este martes el Centro
Sismológico Europeo del Mediterráneo (EMSC), aunque el terremoto fue
masivo, la energía desprendida fue diez veces menor que la
del registrado el 26 de diciembre.