Los Récord más
insólitos
Una mujer con barba de casi 30
centímetros, un personaje con el cuerpo relleno de agujas y hasta el
hombre “rayo”, alcanzado, son algunas de las rarezas.
Desde su invención en 1951, el libro más famoso del planeta no ha
parado de incrementar sus hojas. El Libro de Récords Guinness ha
incluido hazañas humanas, desastres universales, datos trágicos y
también, muchas rarezas.
La historia del mundo ha sabido mostrar hechos casi absurdos, como
la guerra más corta de todas las épocas. En 1896, los británicos
bombardearon la isla de Zanzíbar, por una disputa territorial con
Alemania. Apenas cuarenta y cinco minutos después, el pueblo isleño,
comandado por un sultán, situado en la costa africana, se rindió.
Tal vez los datos más interesantes han sido las excentricidades de
los ciudadanos del mundo, donde los topes del ranking están
liderados por los Estados Unidos.
Así, un británico de Brighton, Tony Mattia, es el coleccionista más
grande del mundo…de Barbie. Mattia juntó 1.125 muñecas articuladas,
incluyendo varias versiones del novio de Barbie, Ken.
Las empresas también gustan de romper récords. En 1990, la compañía
de lencería Triumph de Japón desarrolló el corpiño más gigantesco:
la prenda tenía 28 metros de taza y 24 de busto.
Las curiosidades también se reflejan en actos voluntarios o
involuntarios a los que llegan las personas. Un norteamericano
llamado Benjamín Drucker decidió alcanzar un lugar en el libro con
su cuerpo: lo llenó de 745 agujas de cirugía (de 1,2 cm) a modo de
piercing. El trabajo sólo le tomó 2 horas y 21 minutos, con la ayuda
de otro norteamericano que se encargó de hacer de Benjamín el cuerpo
con más piercings del mundo.
Del mismo modo, una norteamericana ostenta el título de propiedad de
la barba más frondosa y larga del mundo.
Vivian Wheler comenzó con una incipiente pelusa en su barbilla luego
del fallecimiento de su madre. En 2000 la barba alcanzó los 28
centímetros.
Aparentemente, el padre de Vivian le insistió de pequeña que debía
afeitarse y ella le hizo caso hasta que fue adulta. Finalmente, se
casó y dejó de afeitarse.
Otro record, esta vez no buscado, fue el de Charles Osborne, un
norteamericano de Iowa que comenzó a tener ataques de hipo en 1922
mientras pesaba un cerdo antes de proceder a la matanza del animal.
El hipo no paró y comenzó a tener 40 espasmos por minuto.
Aunque los ataques bajaron a 20 por minuto, las convulsiones le
duraron 68 años! Si bien nunca pudo encontrar la cura al acto
involuntario, Osborne declaró que lo único que le molestaba del hipo
era la posibilidad de perder uno de sus dientes postizos en uno de
los ataques. En 1990, los hipos cesaron y Osborne murió un año
después.
La mala suerte también fue el puntapié para que otro norteamericano
entrara en Guinness. Durante su vida, este guardaparques fue
alcanzado siete veces por rayos y milagrosamente, salvó su vida en
todas las ocasiones. Desde 1942 a 1977, Roy sufrió la pérdida de su
uña del pie, se le encendió fuego el cabello y perdió las cejas.
También fue herido en brazos, piernas, pecho y estómago. Sin
embargo, lo que los rayos no pudieron lograr, lo efectuó él mismo:
se suicidó en 1983, luego de un rechazo amoroso.
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