Una nueva hipótesis
científica considera posible la presencia de vida extraterrestre en
la Tierra
El origen de la vida se relaciona con
los sucesivos impactos de meteoritos que sufrió la Tierra hace 4.000
millones de años, una hipótesis impulsada por el reciente
descubrimiento de aparentes formas de vida en meteoritos marcianos,
así como por la constatación de la existencia de sustancias
“orgánicas” complejas en el espacio sideral. El afamado Paul Davies
y su colega Charles Lineweaver sugieren ahora que lo más probable es
que en ese período se formaran también en la Tierra diferentes tipos
de vida extraterrestre, que habrían permanecido ocultas y que
incluso pueden haberse mezclado en nuestros genes. Ambos autores,
aunque reconocen la naturaleza especulativa de su teoría, estiman
que el relativamente reciente descubrimento de un tipo de ADN
“inútil” indica que el mundo microbiano reserva todavía muchas
sorpresas, una de las cuales podría ser la de la manifestación de
vida extraterrestre en organismos de nuestro planeta. Por Eduardo
Martínez de Tendencias
Científicas.
La vida apareció
por primera vez en la Tierra hace unos cuatro mil millones de años y
se desarrolló en condiciones muy duras, pero su origen ha
representado el problema científico más difícil de resolver. La
explicación de la “generación espontánea” propuesta por Aristóteles
(384-322 antes de Cristo) perduró hasta el siglo XIX, cuando Pasteur
estableció el origen químico de la vida y Darwin habló de una
pequeña charca tibia donde todo habría comenzado.
El químico ruso Alejandro Operin (1924) y el inglés John Haldane
(1929) hablaron poco después de que la vida se había originado en el
mar, si bien en 1903 Svante Arrhenius (1859 - 1927) estableció lo
que se impondría como la mayor evidencia: que la vida que surgió en
la Tierra procedía de las estrellas. En la actualidad, la hipótesis
hidrotermal ha tomado fuerza porque se considera que la profundidad
de los mares proporcionó la necesaria protección de la vida frente a
la adversidad reinante en la superficie del planeta en ese periodo.
La hipótesis de la panspermia (“semillas en todas partes”), que
proclama el origen extraterrestre de la vida, fue impulsada por el
reciente descubrimiento de aparentes formas de vida en meteoritos
marcianos, así como por la constatación de la existencia de
sustancias “orgánicas” complejas en el espacio sideral, lo que
sugiere que los elementos esenciales para la vida se formaron desde
las primeras etapas de la evolución del Universo.
La vida habría llegado a la Tierra merced a los impactos sufridos
por nuestro planeta desde los primeros momentos de su formación. En
un período de tiempo que va desde hace 4.550 millones de años hasta
hace 3.900 millones de años, la Tierra sufrió frecuentes impactos.
Meteoritos lejanos
La fase de impactos gigantes de la historia de la Tierra finalizó
hace alrededor de 3.900 millones de años. Sin embargo, en ese
momento, la perturbación gravitacional en el sistema solar hizo que
objetos en el cinturón de Kuiper-Edgeworth se precipitaran dentro
del sistema solar interior.
Este suceso, denominado “bombardeo arcaico”, provocó más de 17.000
colisiones con la Tierra por parte de esos objetos del cinturón de
Kuiper-Edgeworth, que destruyeron cualquier brote de vida que
pudiera haber surgido en esos periodos.
Hasta hace 3.500 millones de años, los meteoritos siguieron chocando
con la Tierra, si bien su tamaño y frecuencia disminuyeron. Muchos
de estos sucesos se cree que vaporizaron los océanos, provocando una
destrucción en masa de la vida. A pesar de todo, la vida comenzó, se
desarrolló, prosperó y permaneció.
Los investigadores australianos
Paul Davies y
Charles Lineweaver aportan ahora una
nueva teoría que han publicado en la revista
especializada Astrobiology. Consideran que el bombardeo del planeta
por meteoritos podría haber iniciado una serie de experimentos
biológicos a través de los cuales otras formas de vida, diferentes a
las originarias de la Tierra, habrían empezado y habrían sido
aniquiladas también varias veces por los bombardeos sucesivos.
Otros
tipos de vida entre nosotros
En consecuencia, plantean, algunos tipos de vida todavía
desconocidos por la ciencia habrían sobrevivido hasta nuestros días
y hoy podrían estar escondidos en algún lugar del interior del
planeta, a mucha distancia de la superficie terrestre, bien en el
profundo océano, en la atmósfera o en lagos contaminados.
Incluso estas formas de vifa alienígena surgida en la Tierra podrían
estar en la órbita solar o podrían haber colonizado Marte,
consideran ambos autores. A lo mejor las tenemos delante, pero nos
son tan ajenos que, aunque diispusiéramos de la tecnología necesaria
para descubrirlos, nunca nos hemos propuesto detectarlas.
Otra hipótesis es que esos microorganismos primitivos que habrían
llegado a la Tierra desde el espacio, pueden tener propiedades
desconocidas que ocultan su natrualeza viviente, o bien pueden estar
en un estado latente, esperando a que se den las condiciones
necesarias para volver a vivir y emerger ante los ojos humanos.
Por todas estas razones, consideran Paul Davies y Charles
Lineweaver, en teoría podemos estar rodeados de vida extraterrestre,
microbios alienígenas durmientes o muertos, sin ser conscientes de
ello. Incluso de alguna forma algunos de nosotros podríamos ser
extraterrestres, sugieren, porque es posible que algunos
intercambios tempranos de material genético podrían haberse dado
entre nuestros ancestros y algunas formas de vida alienígena, que
quizá hubiera llegado a la Tierra mucho antes de lo que se piensa,
hace billones de años.
Teoría especulativa
Por tanto, es concebible que restos de sistemas bioquímicos
alternativos hayan llegado a introducirse en organismos actuales, ya
que en los orígenes pudo existir una mezcla de diferentes tipos de
vida y un intercambio de componentes genéticos diferentes.
Ambos autores, aunque reconocen la naturaleza especulativa de su
teoría, estiman que el descubrimento de que más del 95% del genoma
humano está constitutido de ADN inútil, que no contiene ningún gen y
que parece muy estable, y de que más de la mitad del genoma humano
consiste en secuencias repetitivas sin función conocida, señala que
el mundo microbiano reserva todavía muchas sorpresas, una de las
cuales podría ser la de la manifestación de vida extraterrestre en
organismos de nuestro planeta.
Su conclusión es que los microbios extraterrestres podrían existir
hoy en la Tierra y que probablemente han permanecido sin ser
detectados a pesar de nuestros esfuerzos, lo que abre nuevas
expectativas a las investigaciones biológicas.
Otras teorías atrevidas
Paul Davies es Profesor de Filosofía Natural en el Centro
Australiano de Astrobiología de la Universidad Macquarie. Ha ocupado
responsabilidades académicas en astronomía, física y matemáticas en
las universidades de Cambridge, Londres, Newcastle y Adelaida.
Sus investigaciones han abordado los campos de la cosmología,
gravitación, y teoría cuántica de campos, con un énfasis particular
en los agujeros negros y el origen del universo. Paul Davies es
también conocido como autor, divulgador de la ciencia y
conferenciante. Ha escrito más de 25 libros, tanto de divulgación
como especializados. Sus obras han sido traducidas a más de veinte
idiomas.
Paul Davies ha formulado varias teorías atrevidas, entre ellas que
una de las llamadas constantes del universo, la velocidad de la luz,
lejos de permanecer constante, se ha ido haciendo más lenta a lo
largo del tiempo, una eventualidad que ha sido abordada por otros
fisicos, como ya publicamos en otro
artículo.
En un reciente artículo publicado en New Scientist, Paul Davies
plantea que usando retrovirus, una civilización distante podría
haber colocado un mensaje en el genoma de los organismos terrestres
por un coste insignificante. Estos mensajes se habrían conservado y
podrían replicarse casi sin cambios durante millones de años
Fuente
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