Estos investigadores se suman así a la
preferencia por Hollande ya expresada por la mayoría de los
partidos políticos españoles, que se han decantado por el
socialdemócrata de forma explícita, salvo en el caso del PP, que ha
subrayado que "gane quien gane", lo "fundamental" es la estabilidad
política en aquel país.
Por su parte, tanto Torreblanca como Molina aseguran que la
llegada al Elíseo de Hollande supone una
importante ayuda para "flexibilizar" la postura de la UE
hacia España en cuestiones relativas al empleo y los ajustes
exigidos para cumplir el objetivo de déficit. "No tiene ahora
capacidad suficiente para cambiar las políticas, pero sí para
abrir la mesa de negociación",
apunta Román, quien valora el "respiro" que supondría para España
una política europea más flexible,
"por la situación dramática" que atraviesa.
Este analista considera que la victoria de Hollande "obviamente
tiene más impacto" por la
"forma diferente de entender la relación franco-alemana y la gestión
del euro" que si hubiea sido reelegido Sarkozy, que "en principio"
hubiera hecho que fuese más "plausible" suponer una política
continuista.
Políticas sociales y apuesta por el
crecimiento
La victoria de Hollande significa el triunfo de un programa
basado en el estímulo del crecimiento, de reforma del tratado
europeo de austeridad y en políticas sociales, como la contratación
de miles de profesores. Hollande ya anunció que si ganaba en la
segunda vuelta viajaría a Berlín para exigir a la canciller alemana,
Angela Merkel, una reforma del tratado firmado a principios de marzo
pasado para introducir medidas de
reactivación económica que contrapesen las de rigor
adoptadas.
El cambio del estatuto del Banco Central Europeo (BCE) para que
pueda prestar directamente a los Estados, la creación de los
eurobonos para financiar grandes proyectos de futuro y la reforma
del Banco Europeo de Inversiones (BEI) para que pueda recaudar una
tasa sobre las transacciones financieras, son otras de sus
propuestas.
Con esas medidas, Hollande espera reactivar la economía europea y,
por ende, la francesa, lo que le permitirá financiar su política
social sin hacer explotar el déficit público, que se ha comprometido
a equilibrar en 2017, un año más tarde que Sarkozy. El candidato
socialista ha basado su campaña en la juventud y a ella van
dirigidas dos de las principales medidas de su programa.
La contratación de 60.000 docentes pretende paliar la reducción
de funcionarios en ese sector del último quinquenio, en el que el
presidente saliente no sustituyó a la mitad de los que se jubilaron.
Junto a ello, Hollande ha propuesto el llamado "contrato de
generación", que fomenta el empleo de jóvenes para asociarlos a
personal experto al borde de la jubilación con el
fin de que les transmitan sus conocimientos, a cambio de
exenciones fiscales para la empresa.
Otra fuente de financiación pasa por una
reforma de la política fiscal destinada a tasar a las
rentas más elevadas, con la intención de que tributen con un 75 %
aquellos que ganen más de un millón
de euros al año. En política energética, Hollande propuso
reducir paulatinamente el peso de la nuclear en la producción
eléctrica de Francia, para que antes de 2025 pase del 75 % actual al
50 %.
Pero ante la polémica generada por esta
noticia en un país consciente de que la energía atómica reduce su
factura eléctrica, el político socialista indicó que solo pensaba
cerrar una central en el presente mandato, la más antigua del país,
la de Fessenheim, en el este de Francia.
Para sustituir a la energía nuclear, Hollande propone aumentar el
peso de las renovables,
que quiere desarrollar con créditos y
subvenciones. Además, con el objetivo de mejorar el
poder adquisitivo de los franceses, Hollande propone bloquear
durante tres meses los precios de los combustibles. En materia
social, Hollande es favorable a la legalización del matrimonio
homosexual, incluida la posibilidad de que las parejas del mismo
sexo puedan adoptar niños, y a la eutanasia. Hollande apuesta por
otorgar el derecho de voto en las elecciones municipales a
los extranjeros residentes legalmente en Francia.