En su comparecencia pública, el considerado como el elegido de
Angela Merkel, ha admitido haber
cometido "errores" pero ha negado su implicación en un
delito de corrupción.
La canciller alemana, compareció brevemente después de Wulff para
anunciar que la coalición del gobierno se encargaría de
buscar con sus socios una persona de consenso para ocupar
el cargo.
"Christian Wulff nos ha dado
impulsos importantes y ha dejado claro que la fuerza de
este país está en su variedad", dijo Merkel refiriéndose a la
prioridad que dio Wulff al tema de la integración de los inmigrantes
durante su mandato.
Merkel ha reslatado también que "en un estado de derecho todo el
mundo recibe el mismo trato. Con su dimisión deja claro que ha
actuado de forma correcta y legal con su cargo y con el servicio a
los ciudadanos", ha dicho en su defensa.
Wulff había anunciado previamente que su cargo será asumido
"provisionalmente" por el presidente del Consejo Federal (Bundesrat,
Cámara Alta del Parlamento), Horst
Lorenz Seehofer.
Christian Wulff, en su comparecencia,
ha agradecido el apoyo de su
familia y ha fundamentado su decisión en la "pérdida de
confianza" para ocupar el cargo que ostentaba. "Nuestro país
necesita una persona que sea capaz
de afrontar los desafíos", ha continuado antes de admitir
que esa persona ya no podría ser él.
El anuncio tiene lugar cuando
habían aumentado las presiones para que dimitiera al verse
envuelto en un escándalo de tráfico de influencias. "Estoy
convencido de que (las investigaciones) conducirán a un total
descargo (de mi persona)", afirmó Wulff, quien aseguró haber sido
"siempre honrado" en el ejercicio de sus funciones como presidente
de Alemania y anteriormente como jefe del gobierno del estado
federado de Baja Sajonia.
La Fiscalía de Hannover, norte del país, solicitó este jueves al
Parlamento germano que levantase la inmunidad al político
cristianodemócrata (CDU) para posibilitar una
investigación contra él.
Tráfico de influencias
Las acusaciones contra Wulff tienen su origen en su etapa como
jefe de gobierno del estado federado de la Baja Sajonia y sus
relaciones con el productor cinematográfico David Groenewold, que
también es investigado.
Groenewold y Wulff disfrutaron juntos en 2007 de unas vacaciones
en la exclusiva isla alemana de
Sylt que pagó el primero, aunque el presidente ha asegurado
que abonó en metálico su parte a quien ha calificado de amigo
personal.
Las vacaciones tuvieron
lugar un año después de que el gobierno de la Baja Sajonia,
presidido por Wulff, aprobara la concesión de un aval de un millón
de euros a una empresa de Groenewoldm, aunque este nunca lo hizo
efectivo.
"El presidente debe sacar las consecuencias", declara este
viernes en el rotativo Mitteldeutschen Zeitung el líder
parlamentario de la CDU en la Baja Sajonia, Michael Grosse-Brömer,
mientras Die Welt cita sin identificar a un dirigente del
gubernamental Partido Liberal quien comentaba "esto se acabó", en
referencia al futuro de Wulff.
La creciente polémica por presuntos casos de
amiguismo contra Wulff
estalló el pasado 13 de diciembre, cuando el popular diario "Bild"
publicó que en sus tiempos de primer ministro regional había
aceptado un crédito privado con unas condiciones muy ventajosas de
empresarios amigos por medio millón de euros, con el que adquirió
una casa unifamiliar.
El favorito de Merkel
En estos dos meses desde que saltara la polémica, la canciller
alemana
,
Angela Merkel, ha demostrado en más de una ocasión
su respaldo y aprecio personal a
Wulff, que llegó a la Presidencia en junio de 2010 a
propuesta de la jefa del Gobierno, tras la dimisión de su
correligionario Horst Köhler.
Aunque fue nombrado candidato de
la coalición gubernamental -cristianodemócratas,
socialcristianos bávaros y liberales- a la presidencia de Alemania,
tuvo que pasar tres votaciones hasta convertirse en presidente, lo
cual dejó de manifiesto las disidencias entre estas formaciones,
además de su rechazo por parte de la oposición.
Pese a todo, Wulff se convirtió hace dos años en
el presidente más joven de la
historia de la República Federal de Alemania y fue el
segundo católico en asumir la jefatura del Estado, después de
Heinrich Lübke.
Desde que Merkel lanzara su candidatura, Wulff,
hombre con reputación de estratega mucho más duro de lo que
su eterna sonrisa y suaves maneras hacen pensar, tuvo que lidiar con
la dudas de sus propias filas sobre si era la persona adecuada para
el primer cargo representativo del país.