La aparición de una segunda recesión, tras la sufrida en 2009, ha
tomado cuerpo ya en al menos cinco países de la zona euro. Según la
oficina estadística de la UE, la economía europea y la de la zona
euro se contrajeron el 0,3%, durante el cuarto trimestre del año
pasado respecto a los tres meses anteriores, con la crisis de la
deuda y la oleada de recortes como principales causas. El
crecimiento respecto al mismo trimestre del año anterior fue 0,7% en
la zona euro y del 0,9% en la Unión Europea.
Bélgica, Italia y Holanda confirmaron su entrada en recesión en
el último trimestre del pasado año y se sumaron a Grecia y Portugal,
que se encontraban ya anclados en una sostenida reducción de su
actividad. Fuera de la zona euro, también la República Checa entró
en recesión a finales del año pasado,
según los datos anunciados por Eurostat. Otros muchos países,
entre ellos Reino Unido, Alemania y España, vieron caer la actividad
en el cuarto trimestre del año pasado. De hecho, de aquellos que hay
cifras disponibles, la economía solo creció en cinco: Francia,
Bulgaria, Hungría, Letonia y Eslovaquia.
El declive europeo contrasta con la recuperación experimentada
por Estados Unidos, que creció un 0,7% durante el último trimestre
del año con una política claramente expansiva.
La contracción europea acusa el impacto de las medidas de ajuste
aplicadas en la mayoría de países, a pesar de que la destrucción de
empleo y el aumento del paro no cesan de crecer en Europa, con 23,8
millones de desempleados. Philip White, investigador senior del
Centre for European Reform (CER) encuentra lógico lo que está
sucediendo: “Si todo el mundo se está desendeudando y la política
fiscal se está endureciendo, con este trasfondo entonces nadie
gasta”. “Ha habido”, añadió, “un cambio radical en énfasis desde la
austeridad al crecimiento en muchos países de Europa, pero no he
detectado mucho cambio en el pensamiento alemán”.
Las caídas de actividad más profundas se registraron en Portugal
y Grecia, con una contracción interanual del 7% y del 2,7%,
respectivamente. El vicepresidente de la Comisión Europea y
comisario de Asuntos Económicos, Olli Rehn, ya había advertido a
finales de enero que “varios elementos apuntan a una recesión
moderada al menos durante el primer trimestre año”, y pronosticó que
la recuperación del crecimiento “quedará pospuesta a la segunda
Aunque la reducción de la actividad económica es menos severa que
la temida por algunos economistas que esperaban unos peores
resultados, lo cierto es que los datos de ayer son peores que las
últimas previsiones de la Comisión, que había pronosticado una caída
de solo el 0,1% para el último trimestre de 2011. La situación
habría sido peor de no ser por la resistencia de la economía
francesa, la segunda de la zona euro, que creció el 0,2%. El buen
comportamiento de Francia no pudo compensar el retroceso de
Alemania, la locomotora europea, que experimentó una contracción del
0,2%.
El informe anual sobre crecimiento elaborado por la Comisión
Europea fue analizado y debatido por el pleno del Parlamento
Europeo, en una sesión en la que la mayoría de las intervenciones
admitieron la necesidad de ejercer un control de los gastos
presupuestarios, pero pidieron un mayor esfuerzo para estimular el
crecimiento y el empleo y luchar contra la pobreza.
Jean Paul Gauzès, eurodiputado del Partido Popular Europeo, (PPE),
ponente del informe, pidió que “los Estados miembros implementen las
reformas estructurales a las que se han comprometido”, para evitar
que “estas reformas políticas no se conviertan en letra muerta”. Por
su parte, la eurodiputada socialista Pervenche Berès, ponente del
informe sobre empleo, señaló que los miembros de la Eurocámara
quieren alcanzar un acuerdo equilibrado entre la Estrategia EU 2000,
sobre crecimiento y el Pacto de Estabilidad, cuya prioridad es el
control de las cuentas públicas de déficit y deuda. Berès lamentó
que “los Estados miembros están actualmente poniendo más énfasis en
el Pacto de Estabilidad en detrimento del crecimiento y de la
inversión”. Igualmente expresó su preocupación la eurodiputada de
los Verdes, Marije Cornelissen, también ponente del informe sobre
empleo, quien manifestó que “hay una fricción entre la política
fiscal y la política de empleo por lo que tenemos que asegurar más
la coherencia entre ambas”.
Todas las resoluciones aprobadas ayer en el Parlamento Europeo
coinciden en que las medidas sobre el presupuesto, el crecimiento y
el empleo deben tomarse conjuntamente.
En la cumbre europea del pasado 30 de enero se acordó lanzar una
estrategia para hacer frente al incesante aumento del número de
desempleados y el panorama de recesión que planeaba sobre varios
países. Sin embargo, las propuestas despertaron muy poca confianza
por la falta de recursos. El dinero disponible fue el de los fondos
comunitarios ya aprobados para el periodo 2007-2013, no adjudicado
todavía, al que se cambiaría el destino en la medida de lo posible.
El dinero pendiente suma unos 82.000 millones de los que una cuarta
parte corresponden al Fondo Social Europeo (unos 4.000 millones para
España). El impacto de la medida será sin embargo, muy reducido, al
tratarse del mismo dinero con que los Estados ya contaban en
diferentes programas.
En España, otra recesión
La economía española fue la última, entre los países
avanzados, en desembarazarse de la Gran Recesión. El débil
crecimiento que atesoró en 2010 y buena parte de 2011 no da para
catalogar como recuperación lo que vino después. Ni dio para
frenar la destrucción de empleo. Ahora, España encara la recaída
en una situación muy precaria.
Está previsto que el Instituto Nacional de Estadística
detalle hoy por qué el PIB decreció un 0,3% entre octubre y
diciembre, el mismo retroceso trimestral que ha experimentado la
zona euro. En lo que hay poco debate en el caso español es sobre
si habrá, al menos, dos trimestres consecutivos con el PIB en
marcha atrás, la definición más extendida de recesión.
El propio Gobierno cree que la recaída se extenderá hasta
junio. Eso, si se mide en términos de crecimiento. Si el rasero
es el empleo, no hay recaída, sino caída sin freno. Desde 2008
hasta ahora, se han destruido 2,7 millones de puestos de
trabajo. A falta de las previsiones del Ejecutivo, retrasadas
hasta finales de mes, el Banco de España cree que se perderán al
menos otro medio millón de empleos, en parte por los efectos del
ajuste presupuestario. Fuente