Entre otras cosas se usa a este gusano
en estudios de longevidad, pero este tipo de investigación no era
precisamente la que estaba realizando Steven Clarke, de UCLA, y su
equipo. En concreto estaban investigando el efecto del colesterol
sobre estas simpáticas criaturas. El colesterol es crucial para el
ser humano y otros animales, pues es necesario en las membranas
celulares. Pero en el torrente sanguíneo es perjudicial, como todos
sabemos.
Así que estos investigadores administraron una disolución de
colesterol a un grupo de estos gusanos y vieron qué pasaba. Para su
sorpresa los gusanos vivieron más tiempo. Esto no dejaba de ser
paradójico, pues se supone que el colesterol es malo para la salud,
aunque se sea un nematodo.
Pero el resultado resultó ser sólo aparente. El disolvente
contenía alcohol etílico en una concentración del uno por mil y era
precisamente el alcohol el que producía ese alargamiento de la vida
de los gusanos. En concreto un gusano normal vive unos 15 días, pero
si se le administra alcohol en estas pequeñas cantidades vive de 20
a 40 días. Según Paola Castro, que dirigió los experimentos, los
gusanos a los que se les proporciona alcohol de este modo aparentan
incluso ser más robustos bajo el microscopio.
El resultado ha dejado anonadado a los científicos implicados por
sorprendente, inesperado y extraño. Todavía no saben explicar el
fenómeno.
El alcohol es tóxico para humanos en cantidades moderadas y es
igualmente tóxico en nematodos. También en nematodos el alcohol
tiene efecto neurológicos negativos e incluso puede producir la
muerte. Pero, aparentemente, a muy bajas dosis tiene efectos
beneficiosos sobre estos seres. Los efectos beneficiosos se daban
incluso a disoluciones de 1 en 20.000. Esta concentración
corresponde a una cucharadita de alcohol puro en una bañera llena de
agua o el alcohol de una cerveza 400 litros de agua. Si se aumenta
la dosis (por encima de unas 80 veces) el gusano no vive más tiempo.
Es decir, asumiendo que el resultado fuese extrapolable en
humanos, el hallazgo no sirve como excusa para beber bebidas
alcohólicas sin ton ni son, pues en este caso se excedería la dosis.
Quizás haya una explicación trivial a este efecto, pero los
investigadores implicados no la han encontrado. Clarke cree que éste
no es el caso.
La pregunta es obvia, ¿sucede lo mismo en humanos? No se sabe,
sobre todo porque se desconocen los mecanismos que subyacen detrás
del fenómeno. Ya existen otros estudios que apuntan a que pequeñas
cantidades de alcohol, equivalentes a dos copas de vino o dos
cervezas diarias, pueden tener beneficios cardiovasculares en
humanos, pero no se sabe si hay alguna relación con este otro nuevo
resultado.
Ahora estos investigadores están tratando de identificar los
mecanismos implicados en este proceso. Parece que el gusano podría
estar usando el alcohol como un precursor de la biosíntesis de
productos metabólicos intermedios de alta energía o indirectamente
como una señal bioquímica dirigida a la extensión de la vida.