Las nuevas pruebas médicas practicadas a
Hugo Chávez vuelven a poner sobre la mesa, una semana
más, el debate sobre el delicado estado de salud del presidente
venezolano y, como ya es costumbre, sobre su sucesión. La última
tomografía realizada ha arrojado
otra complicación en su
tratamiento. Las cinco primeras sesiones de
radioterapia le han provocado serias quemaduras, de tercer
grado, que se extienden desde el hígado hasta el páncreas, el
riñón y la zona pélvica, según informa el periodista
Nélson Bocaranda.
Así y todo, Chávez ha vuelto nuevamente
a Venezuela, en el aniversario del golpe de estado que lo aportó
dos días del poder, aunque tendrá que hacer una escala
imprevista en sus ya habituales idas y venidas. Antes de volver
a Cuba, Chávez asistirá el
viernes a la apertura de la Cumbre de las Américas en Cartagena,
Colombia. Un viaje que preocupa a los médicos y a su
plana mayor.
Todo el equipo médico que lo trata - doctores cubanos,
venezolanos y brasileños- está de acuerdo por primera vez en una
cosa: la visita puede ser contraproducente por lo que Chávez “no
debe abusar de este viaje”, según Bocaranda.
Han recomendado al líder
bolivariano que realice una breve aparición en el Balcón del
Pueblo y, sobre todo, le han instado a que participe sólo en la
sesión de apertura de la Cumbre. En definitiva, que
vuelva cuanto antes al Cimeq de La Habana.
Un dilema que tiene también tintes políticos. Bocaranda cree
que su corta asistencia puede interpretarse como una despedida,
aunque si no fuese a la Cumbre
sería peor. Confirmaría las filtraciones sobre la gravedad de su
tumor, que él niega con vehemencia. Y es que cualquiera
de las dos opciones será vista como una muestra más de la
debilidad de Chávez.
Una preocupación que tiene en vilo a las altas esferas
políticas y militares. El periodista venezolano informa así de
una reunión secreta, celebrada el pasado lunes en la casa
preparada para acoger al líder bolivariano en Cuba, donde
participaron Hugo Chávez y Raúl Castro, junto a seis
generales cubanos, ocho oficiales chavistas y el ministro de
Defensa Rangel Silva.
El tema principal del encuentro: que ocurrirá si Chávez muere
o en el caso de que la enfermedad no le permita realizar su
popular campaña electoral 'casa por casa'. Bocaranda adelanta
que el escenario más discutido
fue el de crear un estado de conmoción, planteado Silva, para
que las fuerzas armadas formen un gobierno de unidad militar.
Las altas esferas del ejército daría así un autogolpe de
estado, aprovechando el caos que ellos mismo generarían para
justificar su toma del poder.
Los encargados de provocar esta inestabilidad serían las
milicias chavistas y las conocidas como “unidades de protección
presidencial” (UPP), según Bocaranda, entrenadas en
secreto en Cuba bajo el mismo patrón de la Brigada de Respuesta
Rápida cubana, destinada a acallar las voces disidentes.
Una opción que fue objeto, no obstante, de serias
discrepancias. El problema es
una vez más quién será el sucesor, el hombre que encabece este
movimiento estratégico para conservar el poder, ante la
falta de un liderazgo más allá de Chávez. Todos coincidieron en
que ningún civil podría liderar ese estado de conmoción. Por
otro parte, un sector descartó, tajantemente, la elección del
presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, que a
pesar de todo mantiene buenos vínculos con la nomenclatura
militar.
Todo sigue pues en el aire, aunque
el nerviosismo
en las filas chavistas comienza a transcender desde el
secretismo que guardan. Los titubeos acerca de una
victoria en las elecciones del 7 de octubre, que se daba por
sentada, se tambalean por el deterioro del presidente.
La campaña se centra ahora en debilitar a la oposición, que gana
enteros en torno a Henrique Capriles, aunque siguen lejos en las
encuestas.
El nuevo plan diseñado, según Bocaranda, es
acusar a los “enemigos del régimen, véase los partidos
democráticos de la oposición", de estar detrás de los asesinatos
de figuras como la hija del Cónsul de Chile, el diputado del
Psuv Bolivar Juan Carlos Figarella o el ex gobernador de Apure
Jesús Aguilarte, todos tiroteados en extrañas
circunstancias. Incluso han acusado a Capriles de preparar el
ataque en su contra. Sea como fuere, las filas chavistas se
preparan para el peor de los escenarios. Fuente