¿Cómo es la vida de los hermanos de una de las estrellas más
polémicas del pop? A tenor de la historia de Anthony Ciccone,
hermano de Madonna, nada fácil. Anthony, de 55 años, duerme desde
hace un año y medio debajo de un puente y se alimenta de lo que le
entregan en los comedores de caridad. Es uno más en la larga lista
de hermanos agraviados de la cantante, a añadir a Marty, a quien la
estrella no invitó a su boda en 2000, y Christopher, que publicó un
libro sobre sus miserias, en la que la acusa de estar ciega de fama.
Madonna, nacida en 1958, es la tercera de ocho hermanos y
favorita de su padre. Tony Ciccone es el patriarca de un
pintoresco clan italoamericano, casado dos veces: con la madre de
Madonna, del mismo nombre que su hija y, a la muerte de esta, en
1963, con la niñera, Joan. El fallecimiento de su primera mujer
marcó a los seis hijos que tuvo con ésta, y especialmente a los dos
mayores: Anthony y Marty. Ambos se convirtieron en rebeldes de
barrio.
Sus hermanos recuerdan a Madonna como alguien sexualmente precoz.
En sus años de instituto, en una actuación en el auditorio West
Junior High de Michigan, se subió al escenario vestida con bragas y
sujetador, embadurnada con pintura. Parecía desnuda. Aquello
mortificó a la familia. En el instituto decían que Madonna era una
prostituta, usando palabras menos finas. Para cualquiera, aquella
crueldad hubiera sido un trauma. Para Madonna fue el nacimiento de
una carrera.
Desde entonces, sus hermanos tuvieron una relación borrascosa con
la estrella en ciernes. Christopher, menor que ella, abiertamente
homosexual, aspirante a artista, trabajó con ella como hombre para
todo. Fue su decorador y director de escena en varias giras. Hasta
que el entrenador Carlos León, que sería padre de su hija Lourdes,
apareció en su vida, en 1994. Entonces, ambos hermanos se
distanciaron.
Christopher achaca los rencores a la borrachera del éxito. "Se
volvió loca por el orgullo, por fama, por la empalagosa complacencia
de los aduladores, por la adoración irreflexiva de las masas",
escribió en su libro Mi vida con mi hermana Madonna, de 2008.
Anthony siempre tuvo, según Christopher, escarceos con las
drogas. En su libro rememora una reunión familiar en la que estaba
de resaca de un viaje con peyote. Recientemente trabajó en
los viñedos de su padre, pero este le echó. Por eso vive en la
calle. Aun así, según le ha dicho al diario The Michigan
messenger, no aceptaría jamás un solo céntimo de Madonna, cuya
fortuna se estima en 450 millones de euros.