Jennifer está radiante y feliz. Desde que apareciera hace unos
días con un nuevo anillo en su mano derecha el mundo se dio por
enterado que está comprometida.
La actriz mostró su anillo con
forma de corazón en una convención contra el cáncer de mama en
Virginia, donde además de emocionarse con las historias de
las mujeres allí presentes, causó un revuelo con su misteriosa pieza
de joyería.
Es cierto que las
comparaciones son odiosas, pero es inevitable notar la gran
diferencia que existe entre su nuevo anillo y aquel que le regaló
Brad Pitt hace más de diez años.

Cuando su ex marido le pidió matrimonio en 1999
le regaló un hermoso anillo de
brillantes cuyo valor ascendía a los 500.000 dólares. La
pieza fue co-diseñada por el propio Brad y simbolizaba 'eternidad',
algo que no sirvió de mucho. Y es más, años después llegaron a
demandar a la joyería que lo diseñó por haber realizado - y vendido
- copias sin permiso.
Pero ahora, Jen ha aparecido con un anillo mucho más sencillo,
sin el glamour y brillo de su compromiso anterior. Al parecer se
trata de una amatista, la piedra de su nacimiento, y la pieza sería
una antigüedad.
Es cierto que desde que sale con
Justin Theroux, Jennifer ha cambiado. Se cortó el cabello y
muestra un look más relajado y casual que la elegancia a la que nos
tenía acostumbrados. Además, en
pocos meses Aniston abandonó la ciudad de Los Ángeles, vendió su
mansión de 38 millones de dólares en Beverly Hills, y se mudó a su
'pisito' de 5.9 millones en el West Village de Nueva York con su
novio.
Recordemos que mientras Jennifer intentaba sobrevivir a su
soltería, Brad Pitt pasaba a convivir con una de las mujeres más
sexis de Hollywood (sin menospreciar el encanto de Jen) y a ser
padre de la familia más numerosa del 'showbusiness'. Y, si bien
Aniston siempre tuvo una imagen glamourosa, lo cierto es que ahora
que está otra vez enamorada, la sencillez ha tomado su vida, y hasta
sus allegados dicen que no para de sonreír desde que conoce a
Justin.