LIBIA ADQUIRIÓ SANGRE CON VIH
El Gobierno libio compró sangre infectada a bajo coste
y, posteriormente, acusó a seis facultativos médicos de haber
contagiado el sida a pacientes de un hospital de Bengasi, norte del
país, según uno de los cables filtrados por Wikileaks
a los que 20 minutos.es ha
tenido acceso a través del periódico noruego
Aftenposten.
El delirio comienza en 1999. El Gobierno libio
encarcela a cinco enfermeras
búlgaras y a un médico palestino acusados de haber
inoculado deliberadamente el virus del VIH a 400 niños en un centro
médico de Bengasi. El régimen de Gadafi defiende un supuesto complot
de los servicios secretos de Estados Unidos e Israel para expandir
la enfermedad entre las nuevas generaciones libias y la comunidad
internacional intenta derribar la teoría de la conspiración.
Informes de prestigiosos expertos internacionales desmienten las
acusaciones. E incluso el científico Luc Montagnier, descubridor del
virus VIH, defiende que el origen
de la infección se encuentra en las pésimas condiciones de
salubridad del hospital y que la enfermedad ya se
encontraba en el centro médico antes de la llegada de las
enfermeras.
Libia no recula pese a que las
pruebas científicas exculpan a los acusados. En mayo de
2004 la Justicia condena a los facultativos a morir fusilados. La
defensa apela la sentencia. El Tribunal Supremo de Casación revoca
las condenas tras admitir fallos en el procedimiento. Y otro
tribunal libio ratifica la condena
a muerte en diciembre de 2006.
La comunidad internacional intensifica entonces el boicot hacia
Libia y amenaza al país norteafricano con ‘obstaculizar’ la
cooperación bilateral si no revoca la sentencia. La entrada de
Bulgaria en la Unión Europea el 1 de enero de 2007 incrementa la
presión.
El entonces Subdirector General de Seguridad Común del Ministerio
de Exteriores español y ex subdirector General de África del Norte,
Carlos Fernández Arias, confirma este punto a diplomáticos
estadounidenses y reconoce "la empatía y el apoyo moral a Bulgaria"
por parte de Europa transformado en "solidaridad total" desde su
entrada en la UE, según un cable enviado a Washington por el
entonces embajador Eduardo Aguirre y fechado en enero de 2007.
Exito humanitario
El asedio europeo finaliza con
éxito humanitario y ‘fracaso’ diplomático. El Alto Consejo
de Justicia libio –máxima instancia judicial- conmuta en julio de
2007 la pena de muerte por cadena perpetua. El fallo forma parte de
una estrategia judicial que terminará con la extradición a Bulgaria
de los seis acusados y la concesión del indulto por parte del
presidente búlgaro. El Gobierno de Gadafi satisface así la demanda
de la Unión Europea pero se niega a reconocer la inocencia de los
acusados e insiste en la teoría de la conspiración. De hecho, exige
a los sanitarios el pago de 850.000
euros de indemnización para cada familia afectada por los
contagios antes de hacer efectiva la extradición.
Fernández Arias, actual Embajador Representante de España en el
Comité Político y de Seguridad del Consejo de la Unión Europea,
rebate en un telegrama la acusación libia. El representante español
explica a diplomáticos estadounidenses que el incidente es un
“evidente e incuestionable caso de
corrupción”, según un telegrama enviado a Washington en
enero de 2007.
Arias sostiene que funcionarios libios adquirieron sangre
contaminada a una tarifa inferior al precio del mercado para
embolsarse la diferencia. Y que, posteriormente, el Gobierno de
Gadafi utilizó a las enfermeras
búlgaras y al médico palestino como chivos expiatorios
convencidos de que "nadie les defendería ni reclamaría su libertad".
Error de cálculo. La excarcelación de las enfermeras Kristiana
Valtcheva, Nasia Nehnova, Valentina Siropulo, Valia Tcherveniachka y
Senjana Dimitrova y del médico Achraf Yumaa se convirtió en
condición ‘sine qua non’ para conservar de las relaciones
bilaterales con la UE.
El médico palestino implicado en la trama también ha defendido la
teoría de la corrupción desde que fue excarcelado. Achraf Yumaa,
nacionalizado búlgaro mientras estaba en prisión para facilitar su
liberación, defiende que su acusación fue "parte del circo diseñado
para salvar a los responsables del Gobierno que provocaron la
epidemia infantil". Y revela que
firmó la confesión bajo atroces torturas físicas y amenazas
psicológicas.
El propio hijo de Gadafi Seif el Islam admitió entonces haber
torturado a los detenidos durante una entrevista concedida al canal
árabe Al Jazeera. "Fueron expuestos a tortura con electricidad y
amenazados con hacer daño a sus familias". Además,
El Islam reconoció a la cadena qatarí que la investigación "no se
desarrolló de manera profesional ni científica".
La entrevista fue emitida dos semanas después de la liberación de
los profesionales sanitarios y tras la entrega de 850.000 euros a
cada familia de las víctimas en concepto de indemnización a través
de un fondo internacional creado en 2005 para combatir el sida en
Libia. Fuente
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