El mundo árabe
se contagia de
Egipto
Como un reguero de pólvora, una ola de cambio parece
recorrer el mundo árabe. Tras la revuelta de Túnez, que acabó con la
dictadura de Ben Ali, el gran día de la protesta ha estallado hoy en
Egipto y el efecto de contagio se ha dejado notar en otros países
como Jordania, Arabia Saudí y Siria.
Si ayer miles de yemeníes exigieron en las calles de Saná el fin
del régimen de Ali Abdalá Saleh, hoy han sido los jordanos quien han
salido a la calle tras las oraciones musulmanas del viernes para
pedir al rey Abdalá II la destitución del primer ministro, Samir
Rifai, y la adopción de reformas económicas y políticas en el país.
Los ciudadanos de Jordania se han manifestado por tercera semana
consecutiva en las calles de la capital, Ammán, y en las ciudades de
Irbid, Zarqa, Ajlun, Mafrak, Karnak y Aqaba. Los partidos islámicos
en la oposición, los sindicatos, la sociedad civil y los grupos de
activistas han convocado y liderado las protestas. Los participantes
han levantado pancartas y han gritado consignas pidiendo al rey
Abdalá II que destituya al Gobierno de Rifai porque, según los
manifestantes, ha fracasado en su intento de satisfacer las
exigencias de los ciudadanos jordanos.
En Arabia Saudí, las autoridades han detenido a docenas de
manifestantes en Yeda que protestaban por la situación de pobreza
tras las inundaciones. La protesta, convocada por mensajes de SMS,
ha obligado a muchos comercios de la principal calle de Yeda a
cerrar mientras se podían oír gritos de "Dios es el más grande"
antes de los disturbios. En Siria, se ha convocado una manifestación
masiva para el 5 de febrero.
Túnez ha servido de inspiración para estos países, como en el
caso de Yemen. Los yemeníes se rebelaron ayer contra la carestía de
alimentos, la corrupción y el nepotismo. Para evitar estas
revueltas, por su parte, Marruecos decidió tomar medidas como
subvencionar aún más hidrocarburos y alimentos básicos. Marruecos es
el país norteafricano menos afectado por la onda expansiva de la
revolución tunecina.
Sin embargo, Túnez está lejos de la calma. La Policía tunecina ha
irrumpido hoy en el campamento de protesta que han instalado cientos
de manifestantes junto a la oficina del primer ministro tunecino,
Mohamed Ghannouchi, para dispersar a los asistentes. Los agentes han
lanzado gases lacrimógenos contra los manifestantes, llegados de
distintos puntos del país y acampados desde el pasado domingo,
después de que estos les lanzaran piedras. Fuente
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