Con la vista puesta ya en las elecciones presidenciales de 2012,
el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, prepara un nuevo
paquete de medidas para impulsar la economía y, sobre todo,
recuperar la iniciativa política ante el fuerte avance de sus
rivales republicanos. El plan, que se presentará en septiembre, se
centrará en la reducción de la tasa de desempleo, el principal
obstáculo del líder demócrata para renovar su mandato.
Obama se enfrenta a las dudas existentes entre la ciudadanía
sobre su liderazgo económico y debe convencer a los votantes más
escépticos, pero también a Wall Street, de que tiene un plan sólido
para evitar que la economía norteamericana vuelva a caer en la
recesión.
El verano de la recuperación no llega a Estados Unidos y ya
pasaron tres desde que se habló de los brotes verdes. Su economía
está atrapada en una fase de crecimiento anémico que dificulta la
creación de empleo y el ajuste fiscal, los dos principales retos que
afronta la mayor potencia del mundo.
Para hacerles frente, la Casa Blanca prepara un nuevo paquete de
estímulos y recortes, que presentará al Congreso a comienzos de
septiembre. Todo apunta a que se basará en una combinación de
bajadas de impuestos para los asalariados y de inversión en
infraestructuras. Obama pedirá a los legisladores que destinen más
dinero del Presupuesto a la creación de empleo y a ayudar a la clase
media y las rentas más bajas a lidiar con los efectos de la
recesión. EE UU arrastra desde hace 30 meses un paro superior al 8%
ahora está en el 9%, con 14 millones de personas sin trabajo.
Las nuevas medidas, que en principio suenan al paquete de
estímulo que se aprobó en 2009 para salir de la recesión, se han
situado en el centro del tercer día de una gira por el Medio Oeste
con la que Obama busca el apoyo del electorado que le impulsó hacia
la Casa Blanca. Desde la Administración estadounidense se insiste en
que serán propuestas "frescas", valoradas en "miles de millones".
"Hemos hecho progresos para salir de la recesión, pero no han
sido suficientes. Hay que acelerarlo", ha dicho el presidente en
Illinois, tras poner de relieve que esta es una situación heredada,
que se está viendo agravada por problemas externos como la deuda
soberana en Europa, el terremoto en Japón y el alza del precio de la
energía por las revueltas en Oriente Próximo.
Entre las ideas para reactivar la economía se retomaría la
iniciativa de crear un banco de infraestructuras para dar soporte
financiero a la creación de empleo en la construcción. El anuncio
del plan le sirve además para contener el ataque de los candidatos
más conservadores del Partido Republicano que se postulan para las
presidenciales de noviembre de 2012. El mandatario está utilizando
esta gira en autobús por tres de los Estados más castigados por la
crisis para movilizar a los votantes. "No hay nada malo con nuestro
país, aunque hay algunos problemas con nuestros políticos", ha dicho
el presidente en una de las paradas, en un claro ataque al ala más
conservadora de los republicanos, representada por el movimiento del
Tea Party.
Pero si la historia sirve de referente, un paro elevado como el
actual haría imposible la reelección. Y el crecimiento anímico está
sirviendo de munición a la oposición para cuestionar su estrategia
económica. El anterior paquete de estímulos ya se enfrentó a una
fuerte oposición. Así que para financiar el nuevo, lo acompañará de
propuestas para recortar más el déficit público.
En una entrevista con la CNN, Obama ha lamentado que hace un mes
se perdiera la oportunidad de lidiar de una forma seria con el
problema de la deuda sin haber puesto en riesgo la imagen de EE UU.
Ahora espera que su discurso sirva para reconducir el debate y sumar
aliados. "Este es un enfoque integral que permitirá tener nuestro
déficit y la deuda bajo control, a la vez que se acelera la creación
de empleo", ha remachado.
Esto significa que el presidente tendrá que dedicar todo el otoño
a presionar a los legisladores para que actúen sin dilación. La
retirada de la triple A nota de máxima solvencia? a su deuda pública
por parte de Standard & Poor's ha dado más urgencia al proceso de
ajuste fiscal.
Obama, para poder renovar su mandato, necesita mostrar al
electorado que sus ideas se traducen en progresos. Durante su gira
en autobús antes de irse de vacaciones, el presidente reiteró que
los legisladores deben responder al interés de los electores. Pero
para esquivar bloqueos, el nuevo paquete incluirá propuestas que
pueden ser adoptadas por el Congreso.
Biden intenta calmar a China, el mayor
acreedor
El vicepresidente estadounidense, Joe Biden, inició ayer una
visita de cinco días a China, destinada a dar un poco de
lustre a la dañada imagen de su país por la crisis de la
deuda y a estrechar lazos con la nueva generación de líderes
chinos, en particular, con su homólogo, Xi Jinping, quien se
prevé que sea nombrado sucesor del actual presidente, Hu
Jintao, a finales del año que viene.
Biden llega a Pekín
en un momento especialmente delicado. El Gobierno chino ha
criticado duramente a Washington tras la decisión de la
agencia Standard & Poor's de rebajar la calificación de
riesgo de la deuda soberana estadounidense de AAA a AA+. Los
medios de comunicación oficiales calificaron a Estados
Unidos de "adicto a la deuda", dijeron que el mundo necesita
una nueva divisa de reserva global estable para "prevenir
una catástrofe causada por un único país" y le pidieron que
aplique recortes a los "hinchados costes de protección
social" y su "gigantesco gasto militar".
China es el mayor tenedor de deuda estadounidense —posee
1,2 billones de dólares en bonos del Tesoro—, y está
preocupada por sus inversiones. Dos tercios de sus reservas
de divisas extranjeras, que ascienden a 3,2 billones de
dólares, son en el billete verde.
El entorno de Biden ha intentado rebajar las sugerencias
de que el vicepresidente tendrá que calmar las inquietudes
de los líderes chinos sobre la solvencia de su país. Fuentes
cercanas al dirigente han asegurado que les dirá que
Washington está firmemente decidido a hacer frente a sus
desafíos fiscales, y enfatizará los aspectos del reciente
acuerdo para incrementar el techo de la deuda, que la
Administración estadounidense cree que es un buen paso hacia
su reducción a largo plazo, informa Associated Press. Los
expertos financieros piensan que, a pesar de la preocupación
china, Pekín continuará comprando probablemente más bonos
del Tesoro.
Los funcionarios estadounidenses han recordado que China
tiene sus propios problemas, incluidos el envejecimiento de
su fuerza laboral y la necesidad de pasar de un modelo
económico basado en las exportaciones a otro más centrado en
la demanda interna. Y así se lo recordará a los líderes
chinos Biden, quien también les presionará para que permitan
que se aprecie su moneda. Washington considera que el yuan
está muy infravalorado, lo que supone una ventaja
competitiva para las empresas del país asiático. Después de
China, Biden viajará a Mongolia y Japón. Fuente