EL NOMBRE DE TU NIÑO DETERMINA
SU FORMA DE SER
Me acuerdo de aquellos cartelitos que se podían comprar
en los mercadillos, donde solía haber una amplia selección de
nombres y unas pistas, más o menos así: Nombre /
Significado / Personalidad.
Es decir, si te llamas Alejandro, tu nombre proviene del griego,
significa “el Protector” y cuentas con una “mente de pensamiento
firme. Se expresa como pensador ágil, con capacidad analítica y
tendencia a armonizar contrarios”. Pero el nombre lo eligieron tus
padres. La psicología social lleva años estudiando las
conexiones entre los nombres que
llevan las personas y las decisiones que tomamos en la vida:
cómo un nombre puede marcar nuestro destino.Diversos estudios
parecen demostrar que elegimos a la persona con quien nos casaremos,
la empresa en la que trabajamos o la calle donde vivimos en función
de la afinidad de sus nombres con los nuestros. Un estudio realizado
en Bélgica hace algún tiempo señalaba que el 13% de las personas
trabajaba en una empresa cuyas tres primeras letras del nombre
coincidían con las suyas.
A pesar de esto, el profesor Uri Simonsohn está levantando
polémica, desde la Universidad de Pensilvania, con un estudio que
da conclusiones en sentido
contrario. Dice que la coincidencia entre nombre propio y
el de la empresa donde se trabaja cae en picado cuando se eliminan
las que llevan el nombre de sus fundadores o socios (cosa muy
habitual en Estados Unidos). Aparece otro doctor, Frederik Anseel,
de la Ghent University, que nos dice que ese tipo de coincidencia es
bastante fuerte si se estudia a lo largo de una muestra amplia de
países. ¿Cuánto nos influyen los
nombres realmente?
¿Modificamos el flujo de la vida de
nuestros hijos a partir de una decisión tan... trabajosa como es el
nombre que llevará? Algunos de estos estudios dicen que los
Dennis son más proclives a convertise en dentistas ('Dennis the
dentist') de lo que podría esperarse.
Me parece realmente más interesante el apunte cultural. Por ejemplo,
que en territorios fronterizos de Estados Unidos los padres eligen
con mayor frecuencia nombres extraños o extravagantes. La elección
de un nombre dice mucho más de los padres que de los hijos.
A una de mis hijas le puse Valentina, que fue el nombre de la
primera mujer astronauta.
¿Conseguiré con eso que elija una profesión científica o aventurera? Fuente
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