Es bastante más excitante conocer una colaboración desde el
teclado de las implicadas que por un DJ de la radio o una nota
de prensa. Aunque, como en este caso, la jugada de promoción
haya sido evidentemente preparadísima de antemano, a nadie le
amarga una conversación pública entre
popstars. Ambas
han sido
trending topic todo el día, faltaría más.
Rihanna y Britney Spears, se entiende.
Cronológicamente, la
cosa ha sido así:
Alrededor de las 14:00, hora de Los Ángeles (la franja horaria
de las estrellas del pop), nueve horas más tarde en España, el
perfil de Rihanna anuncia una colaboración. Inmediatamente,
Britney Spears coge la liebre y Rihanna lo confirma con un “It’s
Britney bitch!”. Trece horas después, tras varios “
tía,
cómo molas” y “
no,
tía, tú molas mucho más” y con Twitter echando humo, se
filtra la canción y empiezan los comentarios sobre el dueto en
cuestión.
Más allá de escuchar las voces de Rihanna y Britney en los
mismos cuatro minutos y de distinguir a Britney con menos filtro del
que nos tiene acostumbrados
últimamente, no hay nada demasiado excitante en este remix de
S&M. Recordemos, el último single de Rihanna que ha sido
tan
aparentemente polémico, etc. De él se ha dicho que es fruto de
un
sondeo de Rihanna entre sus fans, y también que es un pastiche
elaborado con la demo que Britney habría grabado previamente con los
productores noruegos Stargate, teoría que
parece desmentida pero que sirve divinamente para echar más leña
al fuego, que es de lo que se trata.
Para lo que sí ha servido es para que ambas se hayan dado un baño
de celebridad de 24 horas, en las que Britney ha aprovechado para
anunciar que
se irá de gira con Nicki Minaj (tras el
rechazo de Enrique Iglesias) y Rihanna, como mínimo, para
mantenerse en un candelero del que no se ha bajado desde hace años.
Al fin y al cabo, un día entero hablando sin parar de Brihanna
es un día menos en el que se habla de
Judas. Fuente