Pánico en Nueva
York por un coche bomba
Una de las mayores
pesadillas de los norteamericanos, la explosión de un coche bomba en
Times Square, uno de los lugares más concurridos del mundo, estuvo a
punto de hacerse realidad este fin de semana. "Hemos tenido mucha
suerte", reconoció ayer el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg,
después de ser abortado un atentado que hubiera provocado el caos y
quizá muchos heridos y muertos en una ciudad que ha alcanzado con
honores el título de primer bastión contra el terrorismo.El Gobierno está tratando el caso
como un potencial acto terrorista, según informó la secretaria de
Seguridad Nacional, Janet Napolitano. Los Talibanes de Pakistán
reivindicaron el atentado en una página web islamista. Pero la
autenticidad del mensaje no fue confirmada. El jefe de Policía, Ray
Kelly, dijo ayer que no tenía evidencias de que hubiese una
responsabilidad del grupo de talibanes. La policía no tiene bajo
custodia a ningún sospechoso ni existen más indicios que la
permanente amenaza que se cierne sobre Nueva York desde que Al Qaeda
destruyó las Torres Gemelas. Terroristas islámicos han utilizado en
el pasado el método de los coches bomba en diversas partes del
mundo.
El jefe de policía también fue
preguntado por la posibilidad de que el objetivo fuera la empresa
Viacom, productora de la serie South Park, que en el capítulo 200
emitió una imagen del profeta Mahoma. "No podemos descartar nada",
señaló Kelly.
En cualquier caso, esta vez se pudo
evitar lo peor gracias a la participación de uno de los más
habituales pobladores de las calles neoyorquinas, un vendedor de
camisetas y bolsos baratos que, alrededor de las 18.30, la hora
punta de las cenas en Times Square, informó a la policía de que un
hilo de humo salía del maletero de un Nissan todoterreno mal
aparcado en la calle 45, a una manzana de Broadway, con el motor
encendido y las luces de emergencia puestas. La situación del coche
es perfectamente normal si se considera que es imposible encontrar
un aparcamiento en ese lugar a cualquier hora y que lo más sencillo
es dejarlo en doble fila como si el conductor bajase a resolver algo
rápidamente.
Unos minutos después de la llamada de
alerta, robots de las fuerzas de seguridad accedieron al vehículo y
encontraron, según confirmó el jefe de la policía local, tres
depósitos de propano, dos contenedores con cerca de 20 litros de
gasolina, dos relojes y una cantidad considerable de fuegos
artificiales.
Se trata, según los expertos, de una
bomba de poca sofisticación tecnológica, una obra más bien
atribuible a aficionados, y que, probablemente, hubiera tenido más
poder incendiario que explosivo. El jefe de la policía admitió, no
obstante, que hubiera provocado cuando menos una enorme bola de
fuego de consecuencias impredecibles a una hora en la que miles de
norteamericanos y turistas saturan literalmente esas calles, ahora
parcialmente peatonales.
La policía interrogó posteriormente
al vendedor de camisetas, un veterano de Vietnam que recomendó estar
siempre con los ojos bien abiertos, y a otros comerciantes
ambulantes, un griego que prepara perritos calientes y otros de
negocios vecinos. Todos fueron puestos en libertad. El FBI
entrevistó también al propietario de un Ford al que correspondía la
matrícula de Connecticut copiada en el Nissan. Tampoco es un
sospechoso. Nadie vio a nadie salir corriendo del coche que contenía
la bomba. Nadie fue testigo de algún movimiento extraño.
Las autoridades se limitaron ayer a
decir que hay varias líneas de investigación abiertas y que, por el
momento, no se pueden facilitar más detalles. Una de las esperanzas
de la policía es la de que se pueda encontrar algún dato relevante
en las grabaciones de las cámaras que se encuentran en los
alrededores.
Los expertos no acaban tampoco de
llegar a una conclusión sobre si el artefacto instalado en el Nissan
falló al hacer explosión o ya había comenzado a arder cuando llegó
la policía y pudo ser desactivado a tiempo.
Barack Obama, según el portavoz de la
Casa Blanca, Robert Gibbs, fue informado poco después de descubrirse
el coche del atentado y seguía atento a los avances de la
investigación. No había prevista ninguna declaración del presidente
hasta que se conociera con mayor claridad lo ocurrido. Aunque la
tragedia se evitó esta vez, parte del daño ya está hecho. Esta
ciudad, a la que no se le da tregua, vuelve a sentirse en peligro.
Nueva York
busca al 'hombre bomba'
Pánico en Nueva
York por un coche bomba
Terrorismo en el ataque fallido en Nueva
York
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