Curiosamente, fue en Rémy-de-Provence
donde se refugió la princesa cuando
falleció su primer marido, Stéfano Casiraghi.
Carolina y Ernesto, que llevan
casados desde 1999, hicieron saltar las alarmas
cuando faltaron al tradicional
Baile de la Cruz Roja monegasco, una cita obligada para la
familia real. Los rumores tomaron fuerza cuando fueron vistos
recientemente salir de los juzgados con aire serio.
Según la revista francesa,
especializada en familias reales de Europa, Carolina habría
abandonado el domicilio común en Fountainbleu, al sur de París, para
instalarse de nuevo en el Principado de Mónaco. También ha cambiado
de colegio a la pequeña Alexandra, la única hija que ha tenido con
Ernesto de Hannover, de diez años de edad.
Todavía no se han hecho públicos los
motivos que han llevado a esta inminente ruptura, si bien es posible
que haya influido la mala fama y los escándalos de Ernesto, que le
han convertido en un "mal ejemplo" ante el resto de familias reales.
Su historial en contra de paparazzis, fotógrafos, algunos incidentes
en la vía pública, y graves errores de protocolo fue motivo
constante de bochorno para su esposa, al aparecer ridiculizado
continuamente en la prensa.
De momento no se ha hecho público si
se trata de un divorcio en toda regla o si por el contrario
no es más que una crisis,
pero de serlo sería una forma más de hacer creíble esa leyenda que
asegura que los miembros de la familia Grimaldi son desafortunados
en el amor.
