Investigadores
de la Universidad de Purdue, financiados por el fabricante de coches
General Motors (GM), han conseguido desarrollar la parte fundamental
de un sistema de almacenamiento de hidrógeno para coches que hace
posible llenar el depósito en sólo cinco minutos con suficiente
combustible como para recorrer unos 500 kilómetros.
El sistema utiliza un compuesto en
polvo denominado metal hídrido que absorbe el gas hidrógeno. Los
investigadores han desarrollado un intercambiador de calor del
sistema, que hace circular refrigerante a través de tubos y utiliza
ventiladores para retirar el calor generado a la vez que el
hidrógeno es absorbido por el compuesto en polvo.
El intercambiador de calor es clave,
ya que el sistema detiene la absorción de hidrógeno si se
sobrecalienta, explicó Issam Mudawar, profesor de ingeniería
mecánica, que está al frente del proyecto, en un comunicado.
"El hídrido produce una enorme
cantidad de calor", explica Mudawar. "Se tardaría un mínimo de 40
minutos en llenar el tanque sin refrigeración, lo que lo convierte
en impracticable".
Los investigadores contemplan un
sistema que permitiría que los conductores pudieran rellenar sus
depósitos con hidrógeno en unos pocos minutos. El hidrógeno sería
utilizado para propulsar una célula de combustible para generar
electricidad con el propósito de hacer funcionar un motor eléctrico.
Un desafío
"La idea es tener un sistema que
rellena el depósito al mismo tiempo que utiliza conectores
accesorios para proporcionar refrigerante y extraer calor", dice
Mudawar. "Esta cuestión representa un desafío para los ingenieros,
porque tienen que imaginar cómo rellenar el tubo de combustible con
hidrógeno rápidamente mientras neutraliza el calor de forma
eficiente. El problema es que nadie hasta ahora había diseñado este
tipo de intercambiador de calor",
Hay que recalcar que el proceso es
reversible, es decir, que el hidrógeno podría ser extraído a partir
del hídrido rebajando la presión dentro del tubo del combustible. El
intercambiador de calor está ajustado dentro de dicho tubo. Dados
los problemas de espacio, es esencial que el intercambiador de calor
ocupe el menor espacio posible para maximizar el sitio dentro del
tanque de hidrógeno.
Los refrigerantes utilizados
habitualmente en la automoción circulan a través de un tuvo con
forma de U atravesando a lo largo el tubo de combustible y el
intercambiador de calor. El intercambiador de calor, que está hecho
principalmente de aluminio, contiene una red de finas aletas que
proporcionan una vía de enfriado eficiente entre el metal hídrido y
el refrigerante.
"Este hito abre el camino para crear
sistemas de almacenamiento de hidrógeno que pueden ser cargados
múltiples veces casi como se llena el tanque de combustible hoy por
hoy", comenta Darsh Kumar, que es investigador de GM.
Los investigadores (ingenieros
mecánicos, aeronáuticos e informáticos) han estado haciendo este
desarrollo en los últimos dos años. Dado que el metal hídrido
reacciona rápidamente al aire y a la humedad, el sistema ha tenido
que ser ensamblado en una cámara hermética.
Otro paso importante
A finales del año pasado, se dio otro
paso importante para hacer realidad a medio plazo el coche de
hidrógeno. El ingeniero holandés Robin Gremaud, presentó una
aleación de magnesio, titanio y níquel muy eficiente a la hora de
absorber hidrógeno. Un tanque de hidrógeno construido con esta
aleación podría tener un peso relativo del 60% comparado con el peso
de las baterías de un coche si tuvieran que realizar los mismos
kilómetros.
Para encontrar la mejor aleación
posible, Gremaud desarrolló un método que le ha servido para someter
a prueba, simultáneamente, miles de muestras de diferentes metales y
ver su capacidad de absorber hidrógeno. El método se basa en una
técnica descubierta hace 10 años, la hidrogenografía, que prueba la
pérdida de refracción de muchos metales en presencia del hidrógeno.
Si lo comparamos con las baterías
usadas en lo coches eléctricos, conducir 400 Km con un coche
eléctrico, como un Toyota Prius, supone cargar con 317 kilos de
modernas baterías de litio durante todo el camino. Con la aleación
de Gremaud, un coche que usara el hidrógeno recorrería la misma
distancia cargando sólo 200 kilos.